Con su característica sonrisa, el que fuera presidente de la Autoridad Portuaria, recordó su juventud en la Feria y confía en que el nuevo Recinto Ferial le devuelva la intensidad y magia que tuvo antaño.
-¿Cómo recuerda la Feria cuando se celebraba en el puerto?
-Tengo muy buenos recuerdos. Era una Feria más pequeña y familiar. Sólo había dos casetas, la del Ayuntamiento y la de la Autoridad Portuaria. Era muy entrañable. Estaba en un sitio inmejorable, pegada literalmente al mar. Allí cabíamos todos porque lo que más primaba eran los cacharricos de la Feria y las dos casetas.
-¿Fue un traslado traumático hasta donde estamos hoy?
-Fue muy difícil porque erallevársela al extrarradio de la ciudad. Al principio se auguraba que iba a ser todo un fracaso pero al final la gente va allá donde esté.
-¿Qué opinión le merece el futuro Recinto Ferial?
-Yo calculo que antes de 2011 no estará listo. El Ayuntamiento no tiene dinero. Hay que ser realista. Hasta que no salga de la crisis propia que está viviendo no vamos a poder hacerlo. Cuando sea realidad podremos rescatar las casetas familiares porque con tanto espacio habrá lugar para diferentes ambientes y edades.
-¿Qué echa de menos cuando llegan estos días de fiesta?
-Recuerdo cuando era más joven y venía con mis hijos a montarlos en todos los cacharricos o cuando yo siendo niño me montaba en un tobogán que era una torre en espiral y nos tirábamos con una alfombra roja. También cuando era presidente del Puerto y teníamos la mejor caseta del Ferial, porque era la mejor por su ambiente y los productos que ofertábamos.
-En estos días de reflexión, ¿hay algo de lo que se arrepienta?
-De mis travesuras de niño cuando nos colábamos en la Caseta Municipal por el rincón más inesperado porque no teníamos dínero para pagar la entrada.
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