Seguramente habrá muchos lectores que no sepan responder: ¿qué son las collejas? No. No se trata de una variante del almeriense 'pescozón' o 'morrillazo'. Son unas hierbas silvestres parecidas a las espinacas y muy típicas de las zonas de campo en pueblos como Fiñana, Abla o Abrucena. Su sabor y la suavidad con la que se deshacen en el paladar han desplazado al resto de alimentos elegidos por los participantes del último día del Concurso Gastronómico. Así, la pareja formada por Silvestre y Vicente (47 y 49 años) no se ha ido con las manos vacías en su segundo paso por esta edición gracias a una elección más que acertada.

Tomen nota. "Las collejas se comen mucho en temporada. Se usan en tortilla o en los guisos". Para elaborar su plato han elegido esas hierbas tradicionales y unos huevos camperos.

En el último día del concurso el plato principal ha sido tortilla con ingredientes a libre elección. Lo más curioso es que ninguna de las seis parejas ha coincidido. Había tortillas de todas clases: de patatas y setas para los que prefieren unir tradición con un toque innovador; con collejas, para los amantes del campo; contundente, para los más 'ibéricos', con chorizo, jamón y cebolleta; de judías verdes, jamón cebolla y cebolleta, para los que prefieren un toque campero; de cebolleta y gambas, para los amantes de los frutos del mar; y de pimiento, patata, cebolla, jamón y ajo, para los que prefieren las emociones fuertes.

La tortilla española, la de toda la vida, no se ha asomado a los fogones de este certamen. ¿Ha perdido fuelle? ¿No está de moda? Seguramente ni lo uno ni lo otro.

Muchos de los participantes tienen años de experiencia en el concurso y, ya se sabe, hay que 'diferenciarse o morir'. Los platos tradicionales de la gastronomía almeriense que centraron los dos primeros días no son tan susceptibles de incluir 'moderneces', (los gurullos son lo que son, como el arroz con boquerones), pero en una tortilla la imaginación puede volar hasta dar con mezclas inimaginables.

El segundo plato a concurso ha sido más dulce: borrachillos. En este caso los ganadores, con un premio áccesit de 120 euros, han sido dos jóvenes de 25 y 20 años, Alejandro Sánchez y Mª Carmen López, que participaban por primera vez en esta competición gastronómica.

Para el año que viene la organización adelanta: "el que no sepa hacer gachas no entra". El profesor de la Escuela de Hostelería de Almería y miembro del jurado, Juan Fernández, bromea al hacer balance del transcurso de estos tres días de concurso. "Ha ido bien, como todos los años, pero puede mejorar". Fernández alienta a la ciudadanía a que apueste por conservar las recetas típicas a través de su difusión. "El público se tiene que animar a venir, hay que darle más ambiente al concurso". También recuerda que el certamen está abierto a cualquier persona con ganas de cocinar, independientemente de su edad o procedencia. "Este año han venido más jóvenes que otros, por ese lado se ha visto un poco más de iniciativa".

El Concurso Gastronómico cuenta con diecisiete años de historia a sus espaldas y también en esta ocasión se ha podido ver a veteranas que participan año tras año haciendo alarde de su sabiduría culinaria. Los ejemplos más longevos están representados por Dolores Fernández y María del Mar Núñez, que llevan diecisiete y dieciséis años presentándose y se manejan como pez en el agua dentro del espacio donde se celebra la competición.

El XVII Concurso Gastronómico comenzó el pasado lunes y se ha desarrollado durante tres días en los que se han podido ver algunos de los platos más tradicionales de la cocina almeriense. En la primera jornada el plato estrella fue el arroz con boquerones, un guiso típico de las pueblos del litoral almeriense. El martes le tocó turno a otro potaje 'de peso', los gurullos con conejo y caracoles. Para el cierre se ha dejado que la imaginación de los concursantes fluyera en la tortilla con ingredientes a libre elección, y con un postre muy conocido, los 'borrachillos'.