Feria

El valor y la sabiduría se hacen arte

  • El público sigue sin responder a la llamada de la Fiesta con media entrada en una tarde de pasiones y sentimientos por el maestro Ruiz Manuel, que lo dio todo en el ruedo con bellos trazos de torería

Después de los dos primeros festejos del ciclo taurino había muchas ganas de ver toros pero, sobretodo, había muchas ganas de ver al maestro Ruiz Manuel tras las dos buenas tardes de Roquetas de Mar y Berja. Y nadie salió defraudado porque el diestro almeriense estuvo en una sublime línea de magistral torería, dándolo todo en el ruedo y entregándose a sus paisanos con lealtad, honradez y generosidad para lograr las más bellas obras de arte.

Así lo vieron y entendieron los aficionados que acudieron a la Plaza, disfrutando de los mejores momentos del abono de este año. Sin embargo, y aún sigo sin entenderlo, no hubo más de media entrada. En esto no hemos cambiado nada desde el domingo, con lo que imagino que la empresa debe estar tomando nota de que la subida de precios, pese a las explicaciones del incremento de los costes de cada espectáculo, no contribuye precisamente a que los posibles espectadores pasen por las diferentes taquillas establecidas este año para facilitar la adquisición de las entradas. Si esto sigue así, ruina para todos.

En otro orden de cosas y como preámbulo al festejo, he de reconocer que como amante de la radio -sin duda, el medio que más añoro después de muchos años de colaboraciones- saludar a nuestro paisano Carlos Herrera fue el mejor comienzo de la tarde. Como gran profesional, comienza cada día a las seis de la mañana su programa Herrera en la Onda, en Onda Cero, y así hasta las 12.30 horas con una vitalidad admirable. Y como gran aficionado taurino, cumplió de nuevo con su cita en el coso de la Avenida de Vilches acompañado por buenos amigos.

Gesto torero fue el de César Jiménez al pedir a la banda de Música Municipal que parara la interpretación de un pasodoble al no ver clara una faena que supo ganarla con pundonor y tesón; aunque, también como siempre, hay otros espectadores que siguen vociferando el ya clásico ¡música, gandules! cuando tardan poco más de un minuto en iniciar sus notas musicales. Ah!, tambien hubo un feliz encuentro con el doctor Francisco Ortega Viñolo, siempre presidente del Colegio de Médicos, aunque su sucesor se siente en el tendido un poco más abajo.

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