Feria

Los veteranos recuerdan sus fiestas

  • Reflejos en los espejos más divertidos, paseos a caballo y paisajes visualizados desde lo más alto de una noria e inolvidables bailes son rememorados por los mayores

Bien planchados un año más los vestidos y los trajes típicos de la moda andaluza relucen en la calle. Las madres de los más jóvenes vistieron a los pequeños con estos legendarios trajes y salieron a la calle para disfrutar de los aparatos dedicados al sector infantil.

En el tercer día de la feria nadie tiene aún claro los el número de noches que pasearán por el recinto ferial, pero lo que sí tienen claro es que sean muchos o pocos éstos intentarán vivirlos de la manera más intensa posible. Entre luces de colores, algodón de azúcar y cientos de bombillas de colores que a veces parecen rozar el cielo se puede visualizar la sonrisa de cientos de niños quienes recorren felices todos las atracciones. " Mi favorita es la rana loca, aunque muchas de mis amigas se mofan de mí porque dicen que soy ya mayor para subirme en este tipo de sitios pero a me da igual", comenta Rocío López, una vecina de la capital que pasea por el lugar.

En estas noches también se pueden encontrar a numerosas abuelas que dedican su tiempo a hacer disfrutar a sus nietos. "Ya es la segunda noche que estoy aquí, mi hija no tiene demasiado tiempo por el tema del trabajo y me toca a mí", afirma Rosa Nieto.

María Soledad Lozano García también es una de las personas que se encuentra en el lugar. Esta vecina conmemora con gran anhelo cómo vivía ella en su juventud estos días tan alegres. "Recuerdo que en el año 1.964 todo esto se celebraba en el Parque Nicolás Salmerón junto al Puerto Marítimo, antes con mucha diferencia era mejor que antes, porque parecía algo mucho más familiar. Ahora es mucho más comercial y no me gusta demasiado, pero no hay más remedio que acercar a mi nieto", comenta.

María Soledad también menciona con gran cariño los bailes organizados por la Caseta Popular "300 pesetas nos pedían por la entrada, siempre iba con todas mis amigas y nos lo pasábamos genial", asevera feliz. La mítica y legendaria rueda de la fortuna también es mencionada por ella. "Era la más alta de todo el recinto ferial, me encantaba subirme con mi novio y ver todos el paisaje, además podías ver todo sin tantos coches porque íbamos a la feria andando o en bicicleta",añade sonriente María.

"Pero eso sí la ilusión que teníamos antes creo que es la misma que ahora"finaliza María.

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