Un pilar en la zaga

Lenglet: El hombre tranquilo ya es el jefe

  • El francés se ha consolidado como un central de enorme proyección

Lenglet atiende a la prensa.

Lenglet atiende a la prensa. / josé ángel garcía

Clement Lenglet (Beauvais, 17-06-95) ya es la referencia de la defensa del Sevilla. En poco más de un año, el jovencísimo central francés se ha ganado el respeto y la confianza de un vestuario que identifica rápidamente a los elegidos. Y él lo es. El penúltimo fichaje de la era Monchi, su gran valedor para su llegada a Nervión, ya aparece en la agenda de los grandes clubes europeos, aunque su futuro dependerá de su voluntad, como ya demostró en el pasado.

Con una apariencia de hombre tranquilo, Lenglet encierra un competidor del más alto nivel, que guía su carrera paso a paso y sin estridencias. Con su fichaje por el Sevilla en enero de 2017 cumplió el deseo de potenciar su carrera con el salto a la Liga española y a un club al que venía siguiendo desde hacía años. Los contactos de Monchi con él y su familia se remontan incluso a antes de su estreno en el AS Nancy, el club al que llegó con 15 años y en el que dio sus primeros pasos en el profesionalismo. Esa vigilancia fue decisiva para que Lenglet se decantase por el Sevilla, pese a que ya había rechazado anteriormente los cantos de sirena de otros clubes europeos como la Juventus.

Siempre previsor, tuvo clara la hoja de ruta de su carrera, que pasaba por Sevilla desde que Monchi lo eligió

“No me sentía preparado con sólo diez partidos en el Nancy”, explicó Lenglet para justificar su rechazo a toda una Vecchia Signora. Ni las visitas a las instalaciones juventinas ni la persuasión del club italiano cambiaron el parecer del joven central, que prefirió continuar su formación en Francia hasta que decidió dar el salto al Sevilla. Internacional con todas las categorías inferiores de la selección gala desde los 16 años, su nombre siempre estuvo señalado por esos expertos en el fútbol formativo y ahí ya comenzó a echarle las redes Monchi, que con su fichaje dejó una herencia de millones para el futuro del Sevilla.

Barcelona y Real Madrid ya se han sumado al seguimiento del central francés, que tiene una cláusula de rescisión de 30 millones de euros, aunque la intención del Sevilla es la de mejorar y ampliar su contrato y también esa cifra tan al alcance de esos grandes clubes. Su marcaje a Lukaku en los octavos de la Liga de Campeones o su pugna con Lewandowski en los cuartos no han hecho sino reafirmar ese crecimiento exponencial que Lenglet ha tenido desde su llegada a Sevilla y que lo ha colocado como uno de los centrales con más proyección del fútbol europeo.Elegante en la salida de la pelota con su zurda, su evolución física ya le permite esa pugna con los delanteros de gran físico, uno de los aspectos que sus detractores le achacaron en un principio. “Dicen que Lenglet se parece a mí. Yo creo que es mejor porque además es más fuerte físicamente de lo que lo era yo”, aseguró Julien Escude, otro central francés que dejó huella en Nervión y que avala a su compatriota como una de las perlas del futuro.

Elegante en la salida de la pelota, los duelos ante Lukaku y Lewandowski han acabado de impulsar su figura

Adaptado desde el primer día, Lenglet no ha sido uno de esos jugadores foráneos que tardan años en romper la barrera del idioma. En sus planes aparecía marcado ese cambio al fútbol español, de ahí que recibiera clases de español antes de llegar a Sevilla. Todo lo tiene calculado este joven prodigio.

Su futuro queda ahora al margen. Los compromisos del equipo sevillista en este final de temporada han aparcado las situaciones individuales, aunque Lenglet seguro que lo tiene claro. Su hoja de ruta la lleva marcada desde que empezó a despuntar en las selecciones inferiores de Francia y el futuro le deparará lo que él quiera. Calidad, personalidad y físico ya tiene para convertirse en un central del más alto nivel del fútbol europeo.

La prueba de la final de la Copa del Rey será la definitiva para todos aquellos que aún mantengan algunda duda sobre Lenglet. El que no las tiene es el propio central francés, ese perfecto calculador que maneja su devenir con el mismo aplomo e inteligencia con el que se maneja sobre el césped.

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