Finanzas

Espinosa inaugura las balsas de agua del Campo de Níjar

  • La Fase II de las obras de modernización de los regadíos han supuesto una inversión de más de 40 millones de euros

La Ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, ha inaugurado hoy la Fase II de las obras de Modernización y Consolidación de Regadíos de la Comunidad de Usuarios de Campo de Níjar en la provincia de Almería. Estas obras, ejecutadas por el MARM a través de la Sociedad Estatal de Infraestructuras Agrarias (SEIASA) del Sur y Este, han supuesto una inversión de 40,1 millones de euros, cantidad que, unida al presupuesto de la fase I del proyecto, ha ascendido a un total de 52.532.387euros.

Las actuaciones contemplan la reutilización para riego de agua procedente de la desaladora de Carboneras, lo que reducirá en un 24,5% las extracciones del acuífero. Estas obras han supuesto la modernización de los sistemas de riego en 9000 hectáreas, beneficiando directamente a 1.800 regantes y un ahorro estimado de un 30% del consumo de agua. Por otra parte, la modernización supondrá la creación de 18.000 puestos de trabajo directos y se estima que unos 3.500 más indirectos.

Las obras en su Fase I y II han dotado a la Comunidad de Regantes de 7 balsas de regulación (2 en la Fase I y 5 en la Fase II) con una capacidad total superior a los 800.000 m3. Se ha construido extensa red de distribución enterrada para no interferir en las labores de cultivo. Los hidrantes de toma de sector están telemandados desde las oficinas de control mediante un sistema de telecontrol vía cable que permite,  básicamente, gestionar los consumos y presiones en hidrantes y el

estado de llenado de las balsas. Con el fin de abastecer de electricidad a todos los elementos electromecánicos, se construyen nuevas infraestructuras que amplían las instalaciones de electrificación de la zona, adecuándolas a las demandas previsibles futuras.

Podrá realizarse el control automático del agua aplicada, a través de programadores centrales, basado en las demandas reales de riego, con lo que se consigue una mejora de la eficiencia en la gestión del riego en la parcela.

Gracias a la reducción de la cantidad de agua empleada en el riego, así  como a las menores dosis de agroquímicos necesarios, se consigue reducir la contaminación difusa.

Dicha contaminación queda paliada también gracias a la reducción de la sobreexplotación de los acuíferos, hecho que disminuye la posibilidad de  que las aguas salinas invadan la zona de aguas dulces, por desplazamiento de la interfase entre los dos tipos de aguas.

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