Finanzas

Marín rosaSímbolo de la ciudad

  • José Marín abría su primer comercio en la calle Las Tiendas en 1936

  • Este año cerrará

Marín Rosa, dos apellidos unidos en una persona que pasaron a ser rótulo de unos establecimientos, calando tanto en la sociedad, que durante años han sido enseña de esta ciudad en cuanto a moda se refiere. Este año, las tiendas de esta casa cerrarán sus puertas, pero esto sucederá tras el verano, campaña que está desarrollando como viene siendo habitual y que ya ha iniciado con sus grandes marcas y moda para niños, jóvenes, caballeros y señoras. Pero su historia se remonta 81 años atrás y se encarna en la figura de José Marín Rosa.

El empresario, que nacía en Bédar en 1893, montó su primer establecimiento con sus apellidos por bandera en 1936, si bien, como recogen publicaciones de hace una treintena de años, ya había tenido experiencia como tal anteriormente con otros socios iniciándose en el comercio con el siglo XX. Según el historiador almeriense Antonio Sevillano, José Marín Rosa empezó a trabajar en la capital como vendedor en la pañería de Fulgencio Pérez, un comercio llamado Río de la Plata, que se localizaba en la Puerta Purchena junto donde permanece la Farmacia Durbán. Entonces, y a lomos de caballería, vendía textil por la provincia.

Se promocionaba en los años 60 como "el establecimiento para todos"

En el mismo año que estallaba la Guerra Civil Española, nacía Marín Rosa en un establecimiento de la calle Las Tiendas, esquina con Hernán Cortés, de 60 metros y con cuatro empleados. Esta tienda se encontraba en el edificio de Guillermo Langle, donde anteriormente estaba otro comercio de tejidos llamado Islas Filipinas y que hoy lo ocupan dependencias de la delegación Territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía en Almería. Cinco años más tarde se uniría a él uno de sus hijos, Andrés Marín, y otros después se sumaría otro, José Marín.

Fue entonces, 1945, cuando abrió establecimiento en el Paseo de Almería. Éste disponía de 300 metros contaba con 14 empleados; cinco años más tarde, con la llegada de mitad de siglo, la plantilla ascendía a 25 trabajadores y arrancaba una pequeña red de distribución por pueblos almerienses, malagueños y granadinos. De los tejidos se pasó a la confección y, según recortes de la época, en 1960 se contrataba a la primera mujer dependienta de la empresa. El negocio comenzaba a crecer, el edificio proyectado por Trinidad Cuartara, que en sus entrañas albergaba el Café Cantante Lion d' Or y el Hotel Inglés, desaparecía, levantándose un centro comercial. Así en 1964 se abrieron cuatro plantas llegándose a los 1.200 metros. En años sucesivos el establecimiento fue creciendo hasta los más de 4.000 metros en los 80 y siete plantas, además en los 70 la firma adquirió una sucursal en la calle Las Tiendas, donde la antigua Isla de Cuba, e incluyó un servicio medio la empresa. En la prensa de entonces, Marín Rosa se promocionaba como "El establecimiento para todos". Con motivo del comercio de siete pisos inaugurado en el 67, en cuya edificación intervinieron el arquitecto Góngora Galera y el diseñador Acosta y donde se vendía ya desde cosmética y perfumes a ropa y textil para el hogar y colchones o muebles, José Marín Rosa hacía estas declaraciones en una entrevista firmada por M. Ortega: "Nuestra actividad va perfectamente polarizada hacia todas las clases sociales y para que todas las familias, sean cual sean sus ingresos, encuentren en nuestro nuevo establecimiento, cuanto les sea útil y necesario".

Con motivo del 50 aniversario de la firma, en 1986, la empresa recalcaba: "Hoy Marín Rosa tiene una plantilla de 185 puestos de trabajo, todos hijos de Almería y al servicio de ella", y es que el trato con sus empleados siempre ha sido ejemplar, tal y como describen quienes han desempeñado su labor profesional en esta firma. Ya en esos años la empresa se movía por diversos puntos estratégicos de moda en el mundo para acercar a la provincia grandes marcas, así sus compradoras se dirigían a Italia para encontrar las firmas para caballero; París (Francia) y Milán (Italia) para señora o Alemania para niño.

Entre los reconocimientos que recibió el empresario se encuentran el premio Bayyana, otorgado en 1975, por Comercial Industrial Bayyana de la mano de Ramón Gómez Vivancos (este galardón se entregaba de manera anual y reconocía la trayectoria e iniciativas de los almerienses -y no almerienses- distinguidos por ensalzar, difundir y prestigiar a su tierra natal y los valores que esta encarna), y la Medalla al Mérito del Trabajo en el 80. José Marín Rosa, quien también fue presidente del Círculo Mercantil, fallecía a los 92 años, concretamente el 14 de diciembre de 1985, dejando un gran legado no sólo para su familia, sino para toda la ciudad. Muestra del cariño que desprendía se refleja en el acto de sus trabajadores, que a su fallecimiento, llevaron a hombros su féretro hasta la puerta de Marín Rosa en el Paseo donde se le rindió un homenaje póstumo. Asimismo, en enero de dicho año, los empleados le donaron un busto suyo realizado por el escultor Francisco Cruz Solís. Con motivo de su despedida la Asociación de Empresarios de Almería (Asempal) señalaba: "El ejemplo de José Marín Rosa será siempre un estímulo para el comercio almeriense y para todos aquellos empresarios preocupados por el desarrollo y progreso de nuestra provincia".

El impulso de Marín Rosa a finales de los 60 coincide con la expansión de El Corte Inglés que se prolongó hasta mitad de los 90, sin aterrizar nunca en la capital almeriense. Pero esta ciudad, fuera de complejos, sentía orgullo por unos almacenes que hacía propios, los de Marín Rosa, con los que llegaban las primeras escaleras eléctricas a Almería, brindando comodidad a trabajadores y clientes, siendo atracción, sobre todo, para los más pequeños de la casa.

Con la entrada del siglo actual, el modelo de negocio variaba. Ya eran los descendientes de José y Andrés (tercera generación) los que guiaban el comercio y quienes en 2005, según recuerda Jesús Marín, apostaron por cerrar el edificio del Paseo, que renovado, paradójicamente hoy ocupa, en parte, una de las marcas de El Corte Inglés, Sfera.

El siguiente paso emprendido por la casa Marín Rosa fue abrir tres tiendas en la calle Reyes Católicos y en el Centro Comercial Gran Plaza de Roquetas de Mar, así como perfumerías. Las ventas, como explicaba recientemente a este diario Jesús Marín, padre de Clara Marín, quien actualmente encarta la cuarta generación al frente de la empresa, iban muy bien, tal era así que pensaron en expandir su negocio a otras provincias, pero fue entonces cuando la crisis irrumpió y, sobre todo, los hábitos de consumo empezaron a cambiar. La empresa se vio abocada al cierre en el centro comercial en 2011 -ocho años después de su apertura-, sin embargo, soportó este difícil periodo en el centro de la ciudad, quizás, echando un poco la vista atrás, por una cuestión romántica de mantener el nombre y por el aprecio y apego a sus trabajadores, que casi podría decirse que son una parte más de su familia. Como detallaba Jesús Marín, estos últimos años, la firma, más que en los beneficios ha centrado sus esfuerzos en reducir gastos y, antes de no poder cumplir o de no poder ser fiel a su filosofía de cuidar a sus empleados, proveedores y clientes, ha tomado esta decisión, teniendo en cuenta, sobre todo, el balance del último año complicado en ventas.

Aunque cada cambio a lo largo de la historia de esta empresa ha sido difícil, para Jesús Marín, quizás éste sea el paso que más le cuesta dar: "Aunque me ha tocado tomar decisiones difíciles en los últimos tiempos, ésta es la que más me duele por ser el fin de una larga y, para mí, bonita historia". La misma que, aunque este año concluya, permanecerá en el recuerdo de muchos, quienes añorarán el comercio, no sólo como tienda, si no por los sentimientos que le harán aflorar.

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