El agro almeriense afronta una nueva campaña hortofrutícola con los mismos retos de años anteriores, entre ellos, la necesidad de garantizar los recursos hídricos en cantidad y calidad, a un precio asequible, la organización de la oferta, el auge de la virosis debido a la aparición de resistencias y la amenaza de estancamiento del uso del control biológico, el crecimiento sostenible de la agricultura ecológica, la digitalización, el uso de las energías renovables, la mejora de la productividad de las explotaciones, la búsqueda de más valor añadido, la diversificación logística y la gestión de los restos vegetales.
A ellos hay que unir el control de costes, un factor que se debe tener en cuenta en cualquier aventura empresarial. Bien, pues este año, el campo almeriense afronta el curso agrícola conociendo que una de las partidas de gasto se incrementará entre un 10 y un 15%. Se trata del cartón que se utiliza para la elaboración de los envases que se emplean en los envíos nacionales e internacionales, así como, en muchos casos, debido a las mejoras del packaging, para exponer directamente en el lineal o en la tienda a la que acude el consumidor.
Una comercializadora de frutas y hortalizas almeriense que ponga en el mercado un volumen de alrededor de 200 millones de kilos de producto tiene unos costes de cartón de unos 10 millones de euros. Con una sencilla regla de tres, este año, las empresas de este volumen en Almería, tendrán un gasto mayor, en concreto, de entre 1 y 1,5 millones de euros más.
Este incremento de costes supone que el sector hortofrutícola almeriense tendrá que asumir entre 16 y 25 millones de euros más de gasto, en su conjunto, para dar salida a la producción mediante envases de cartón, teniendo en cuenta para obtener esta cifra los últimos datos de campaña registrados por la provincia, que ascendieron a 3.620 millones de kilos, en el curso agrícola 2016-2017, según la Consejería de Agricultura.
Desde el agro, las empresas comercializadoras ven con preocupación este aumento de costes, pues supone afrontar la campaña con un handicap ya de inicio, un sobrecoste que merma los márgenes de rentabilidad en origen, repercutiendo, a buen seguro, en el eslabón más débil, el agricultor. Según el sector, la explicación que ha recibido es que hay escasez de materia prima.
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