La onda expansiva de la explosión de la burbuja inmobiliaria se llevó por delante a miles de empresas relacionadas directa e indirectamente con el sector de la construcción y, con ellas, se destruyeron cientos de miles de puestos de trabajo. El pinchazo comenzó a caballo entre finales de 2007 y principios de 2008 y aún hoy continúan viéndose los efectos de aquella maldita crisis, a pesar de que hace ya años que algunos, sobre todo, los políticos en campaña, se empeñan en hablar de 'brotes verdes'.

Lo cierto es que el nivel de los salarios continúa en la gran mayoría de los casos anclado en el pasado, con el reloj parado antes de la crisis, y no se corresponde con el modo de vida actua, con el aumento que ha experimentado el coste de la vida, en cuanto a alimentación, energía o textil, entre otros. Al menos, eso sí, la economía (la macroeconomía) da síntomas de mejoría desde hace unos años, con un crecimiento sostenido, a la vez que las listas de paro empiezan a adelgazar, aunque la calidad del empleo no sea aún la deseable en lo relativo a la contratación.

La exportación, sobre todo, a EEUU, Reino Unido, Australia, Rusia, Alemania e Italia

En el caso concreto de la piedra natural, si se analizan los últimos diez años, se observa que la cifra más elevada de puestos de trabajo directos, de los que tiene constancia la Asociación de Empresarios del Mármol de Andalucía (Aema), se remonta a diciembre de 2008, cuando aún no había experimentado los efectos del tsunami de la construcción, con un total de 4.706 empleos. A raíz de aquella fecha, comenzó la caída en picado en cuanto al número de empresas, las canteras en explotación y, en paralelo, la generación de puestos de trabajo: en diciembre de 2009 se registraron 3.954 empleos, lo que supone 752 menos en tan solo doce meses, una merma de casi el 16% (15,97%).

Al año siguiente, en diciembre de 2010, se contabilizó una nueva caída del empleo en la industria del mármol, con 390 puestos de trabajo directos destruidos. En diciembre de 2011 fueron 281 los empleos perdidos en el sector, mientras que en diciembre de 2012, año que marca el punto de inflexión, la cifra de puestos de trabajo destruidos ascendió a 342.

A partir de ahí comienza la remontada, lenta pero segura, de un sector que ha sobrevivido a los años de la crisis aferrado al mercado exterior, pues antes de la debacle de la construcción y la actividad inmobiliaria, las ventas nacionales suponían un porcentaje mucho mayor que en la actualidad.

Las empresas de la industria cambiaron el chip y apostaron por la elaboración del producto, por darle una vuelta de tuerca a su labor artesanal, por traer, en muchos casos, piedra en bruto de otros países como China, Turquía o Brasil, entre otros, y darle valor añadido en la comarca, buscando que el mayor margen se quedara en la provincia de Almería y, a partir de ahí, ir consolidando el modelo, creciendo en ventas, entrando en nuevos mercados, ampliando la gama de producto final, diferenciándose de la competencia, con el punto fuerte a su favor de la experiencia, un saber hacer milenario, que ha pasado de padres a hijos durante décadas.

Desde diciembre de 2012, la línea que marca la evolución del empleo directo en la piedra natural no ha dejado de crecer de forma lenta, pero progresiva, hasta la actualidad. "Con el último dato disponible, correspondiente a agosto de 2017, el sector contabilizaba un total de 3.905 empleos directos, lo que supone que ha creado 179 puestos de trabajo directos en los ocho primeros meses del año, prácticamente los mismos que generó durante todo el ejercicio pasado, en 2016, cuando se crearon 193", apuntaba el presidente de Aema, Antonio Sánchez, que pone en valor, además, que se han creado teniendo en cuenta los meses de verano, prácticamente inhábiles en la provincia, cuando se disfrutan las vacaciones y apenas hay actividad.

La evolución del volumen de facturación es otro de los factores que pone de relieve la mejoría que está experimentando el sector del mármol en los últimos años. Al cierre de 2016, las ventas de esta industria han ascendido a 671,07 millones de euros, lo que supone un incremento del 4,98% respecto a las contabilizadas al término de 2015, cuando registró un total de 639,2 millones de euros, según los datos aportados ayer por AEMA.

En este caso, la cifra de ventas tocó suelo en el año 2011, con 425 millones de euros. Unos datos que no habían dejado de caer desde 2008, cuando se registraron 524,8 millones de euros; un año después, la cifra fue de 445 millones, mientras que en 2010 se contabilizaron 430 millones. A partir de 2012, las ventas iniciaron la escalada que hoy continúa, al cerrarse este ejercicio con 470 millones de euros, un año después, en 2013, con 520 millones de euros; 572,45 millones en 2014; 639,2 millones en 2015 y un total de 671,07 millones.

En paralelo, se observa el comportamiento de las exportaciones y cómo empezaron a incrementarse a partir de 2010, año en el que supusieron el 30% del total de las ventas; al año siguiente, el mercado exterior supuso el 31,2% de la facturación total de la industria de la piedra natural; en 2012 dio un salto cuantitativo muy importante, de más de diez puntos, hasta suponer el 42,1%; en 2013, las exportaciones rozaron la mitad de la cifra total de ventas, con el 49,6%; en 2014 ya sobrepasaron la mitad del volumen de facturación, con el 53%; en 2015 se produjo y ligero descenso, pues las ventas al exterior supusieron un 51,2%; y al cierre de 2016, las exportaciones han acaparado el 54,9%.

En cuanto a los destinos de las ventas del mármol almeriense, Estados Unidos se sitúa como líder, seguido de Reino Unido, Australia, Rusia, Alemania, Italia, Francia, Holanda, Canadá, Emiratos, Asia y Marruecos, que cierra el listado proporcionado por la Asociación de Empresarios del Mármol de Andalucía.