Elecciones

David vuelve a desafiar a Goliat

  • Regresó al ruedo andaluz tras ser ministro y vicepresidente de Aznar

YO soy David y Chaves es Goliat". El candidato popular ha soltado esta frase en más de una ocasión durante la campaña, como símbolo del desigual combate que libra para desalojar de la Presidencia de la Junta a su eterno rival. Es la tercera vez que lo intenta y, si aciertan las encuestas, lo tiene muy difícil. El Partido Socialista se sienta sobre una cómoda mayoría en el Parlamento autonómico y sólo la gran vocación política del presidente del PP andaluz explica su regreso a este ruedo en el que le han dado tantas cornadas.

Es un torero de raza, que se lleva de maravilla con Curro Romero y maneja el capote con la misma agilidad que el joven abogado que irrumpió en la política hace casi treinta años apadrinado por Óscar Alzaga. Cierto que ya no es el niño Arenas, como evidencia su pelo blanco, pero conserva el espíritu del campeón Arenas cuando comenta, sin un ápice de modestia: "Estoy muy orgulloso de ser como la madre que me parió".

El político popular nació en el hospital de la Cruz Roja de Sevilla, aunque es oriundo de Olvera (Cádiz), donde su padre ejercía de abogado. Entre sus parientes estaban el médico, el farmacéutico y el juez del pueblo. También eran propietarios de la central eléctrica, que todavía conservan. Su hermano mayor, Eduardo, murió joven, por un tumor cerebral, un hecho que ha marcado la personalidad del político conservador. Siempre dice que sus dos referentes son Manuel Clavero, con quien colaboró en UCD, en la vida pública, y su hermano Eduardo, en la privada.

Su gran ascenso político se produjo de la mano de José María Aznar, a quien ayudó a limpiar de dinosaurios la vieja Alianza Popular en Andalucía y que le hizo vicesecretario general del PP hace dieciocho años. Luego lo devolvió al sur, donde tras las autonómicas del 94 forjó una pinza con Izquierda Unida que obligó a Chaves a adelantar las elecciones.

Desembarcó con su equipo sevillano en el Ministerio de Trabajo con el primer Gobierno de Aznar. En aquellos años formaba un compacto equipo con Manuel Pimentel y Amalia Gómez, con los que compartió muchas horas en su vivienda oficial, el pabellón, en la octava planta del edificio ministerial. Fue secretario general del PP, ministro de Administraciones Públicas, de Presidencia y vicepresidente segundo del Gobierno durante la segunda legislatura popular. Después, tras la derrota del 2004, Rajoy le pidió que regresara a Andalucía.

Quienes le conocen bien saben que Javier Arenas tiene cuerda para rato, aunque cualquier resultado por debajo de los 46 escaños que obtuvo Teófila Martínez en el año 2000 lo situaría en una situación comprometida. Cuando, en cierta ocasión, se atrevió a insinuar que podría dejar la política un amigo que le conocía bien le preguntó: "Pero Javier, ¿es que piensas morirte?".

Propone la limitación de mandatos y que las elecciones andaluzas no vuelvan a coincidir con las generales. Se presenta por Almería porque es "la provincia más lejana y olvidada". Dice que su primer mensaje a Rajoy será: "Mariano, como te dije, Andalucía ha sido crucial en el éxito que has obtenido".

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