Pasarela

Allegra Versace, la 'principessa' anónima

  • La sobrina preferida del diseñador, hija de Donatella, heredó la mitad del imperio pero vive de lejos el mundo de la moda

La joven heredera del imperio de su tío, el diseñador Gianni Versace, ha elegido el anonimato como forma de vida. A sus 31 años, poco se sabe de la hija mayor de Donatella, la sobrina preferida del mítico Versace. Desde que nació tuvo todas las oportunidades para convertirse en una gran estrella. Ojito derecho de su tío -él la llamaba su principessa-, es hija de la excéntrica Donatella y del modelo estadounidense Paul Beck. Allegra Beck Versace pudo elegir entre ser la heredera más glamourosa de todos los tiempos, una socialité de la moda, o una it girl mundial. Pero ella ha escogido otro camino: el del anonimato, aunque le sea imposible llevarlo a sus últimas consecuencias.

Nacida en Milán el 20 de junio de 1986, la joven que saltó a los medios cuando apenas tenía 11 años. La vimos vestida de luto, con un elegante velo de encaje cubriendo su cabeza y un pañuelo en la mano para secarse las lágrimas en el funeral de su tío querido, tras ser asesinado a manos de un fan enloquecido a las puertas de su casa de Miami. Era el año 1997 y la sorpresa llegaba con la apertura del testamento del diseñador más carismático de los 90, ese que convirtió en superestrellas a Claudia Schiffer o Naomi Campbell y que llenó de sensualidad y extravagancia las pasarelas.

Gianni dejaba como heredera de la mitad de su imperio a su adorada sobrina (más de 600 millones de euros) y el resto lo distribuía entre Donatella y Santo, su hermano mayor. Al hijo pequeño de Donatella, Daniel, que hoy tiene 26 años y es músico, Versace le dejó su maravillosa colección de arte que cuenta con cuadros de artistas como Picasso. A pesar de tener más sobrinos, Allegra era su niña mimada. "Con ella puedo hablar, siempre me dice la verdad", decía de la niña.

Pero a ella ese legado, al contrario de resultarle un lujo, solo le produjo ansiedad y miedo. Vivió una infancia llena de lujos ("era la niña mejor vestida de Milán", recuerda Donatella). El mismísimo Elton John le regaló un piano que nunca aprendió a tocar. Gianni le inculcó el amor por el ballet y, aunque no se dedicó a ello profesionalmente, hoy es una de sus grandes aficiones. En su adolescencia, sufrió anorexia, sus padres llegaron a enviar en 2007 un comunicado pidiendo que se respetara su privacidad. Hasta que no cumplió los 24 años no asumió sus responsabilidades al frente de Versace, pese a que su tío había dejado escrito que sería con 18 cuando recibiría la herencia. Prefirió estudiar y estar lejos de los focos. Asistió a la Universidad de Brown y después a la de UCLA, en California, donde estudió Interpretación, Francés e Historia.

Ahora, cada mes, Donatella la visita en Estados Unidos y cuentan que suelen encerrarse en un piso del Beverly Hills para escuchar canciones de Madonna (amiga de la familia) y que sólo salen para ir de compras a tiendas vintage o para comprar sushi en Matsuhisa, el japonés más famoso de Hollywood. Ambas se quieren y se respetan como son. Donatella, con sus excentricidades, y Allegra, que prefiere ver series de televisión a las fiestas.

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