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pilar larrondo

La gorda gestante

Reza el dicho que una imagen vale más que mil palabras y más de mil palabras son las que una simple fotografía es capaz de provocar. No sorprende que una instantánea, por nimia que resulte, sea capaz de generar todo un debate. Las celebrities y sus redes sociales son las primeras que contribuyen a ello. La última, Sara Carbonero, que con una instantánea en Instagram ha llevado a media España a preguntarse si está embarazada (que no lo está). "En cuanto la vi supe que me iban a embarazar" ha dicho la protagonista. Ante el revuelo causado y la propia consciencia de Carbonero de los rumores que se crearían a raíz de su imagen sólo cabe preguntarse: ¿cuándo nos volvimos completamente gilipollas?

Como todo el que ha visto la foto, también he intentado dilucidar qué elemento de la imagen es el que invita a pensar que la periodista está esperando un nuevo retoño. Ni su pañuelo burdeos ni su chaqueta negra me han llevado a imaginarlo. Quizás deba fijar mis ojos en el ceñido vestido con el que cubre su cuerpo. ¡Bingo! Una arruga de aproximadamente dos milímetros es la prueba fehaciente de que la moza está en estado de buena esperanza. ¿En serio? ¿Vamos a embarazar a una mujer a la que las abuelas querrían alimentar a base de pucheros todos los días de su vida por una simple arruguita en su vestido? Su barriga, una tabla de planchar, ha conseguido que todos lo piensen, hasta ella misma. Algo que resulta completamente alarmante, ya que una mujer tan delgada como ella casi no puede permitirse subir dos gramos de peso. En seguida la embarazarán o la llamarán gorda. Una esclava de su cuerpo para evitar ser juzgada. ¿Qué nos queda a las demás, pues? Nosotras, que tenemos el vientre abultado porque nos parieron así, porque el chocolate es nuestro mejor amigo o porque nos hemos levantado con gases, debemos padecer obesidad mórbida para todas esas mentes pensantes. Si una mujer, que es delgada y guapa y a cuyo físico intenta obligarnos a aspirar esta bendita sociedad, parece estar embarazada cuando lo que está es famélica no hace más que demostrar que hemos fracasado como especie. Luego nos llevaremos las manos a la cabeza al ver a las escuálidas modelos de Inditex, de momento le hacemos un bombo a la Carbonero y seguimos fomentando la frustración de aquellas que no caben en una 38.

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