Un tema clave para la izquierda hoy es el de la lucha para asegurar las condiciones que permitan que los trabajadores tengan los requisitos que permitan acceder a un trabajo decente.

Este es un concepto adoptado en 1999 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que generó el desarrollo de un Programa de Trabajo Decente con el cual se compromete a promover las condiciones que brinden oportunidades para que los hombres y las mujeres puedan conseguir un trabajo digno y productivo en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana.

El concepto de trabajo decente incorpora la necesidad de políticas públicas que aseguren protección de derechos, ingresos adecuados, protección social y presencia del diálogo social.

Es evidente que la mayoría de los trabajadores españoles tras la última reforma laboral realizada por el Gobierno de Mariano Rajoy no tienen estas garantías; es evidente también que la precariedad del empleo, los salarios bajos y la dificultad de conciliar la vida laboral y la familiar hacen que hoy se pueda afirmar que la crisis económica ha condicionado dar pasos atrás en la calidad del empleo.

Este es por tanto un asunto clave para la izquierda: se hace necesario asegurar que los trabajadores lleguen a fin de mes y que para ello hay derechos, protección social y negociación colectiva.

Es imprescindible derogar la reforma laboral, disponer de sindicatos fuertes que hagan frente a los abusos y a los desafíos que la digitalización y la robótica ofrece al mundo del trabajo en una especie de "nueva revolución industrial" que requiere nuevos modos de acción para defender los principios de siempre de igualdad y empoderamiento de los trabajadores.

Resolver estos desafíos es imprescindible para asegurar el sistema de protección social que conocemos y por tanto, asegurar las pensiones y el estado de bienestar. De no actuar con eficacia, todo puede venirse abajo.