Nieve y tráfico

Lo más grave es la chulería y los chascarrillos con los que se ha manifestado el responsable de Tráfico

Estos días hemos asistido a la polémica generada por las desafortunadas declaraciones del Director General de Tráfico tras los problemas vividos por miles de conductores y acompañantes al quedar atrapados en la nieve en la AP-6. Aunque la responsabilidad de que caiga mucha nieve no puede atribuirse a ningún responsable público, lo que es evidente es que no se acertó en las previsiones y no se informó adecuadamente a los miles de conductores afectados ni tampoco se les recomendaron alternativas viables.

Son numerosos los testimonios que acreditan una gestión nefasta de este asunto y es por eso que la actitud que debiera haber mantenido el Director General de Tráfico tendría que haberse caracterizado por la humildad, la petición de disculpas y la dimisión de su cargo.

En mi opinión, lo más relevante es que no podemos admitir la chulería con la que este señor se ha manifestado ante la ciudadanía que solo demuestra una falta de respeto a las miles de personas que quedaron atrapadas en la nieve. Y quedar atrapados en la nieve es un suceso muy grave porque se generan situaciones potencialmente muy negativas para la seguridad y la salud de las personas afectadas. Es inaceptable que el Director General de Tráfico se regodee y haga chascarrillos en relación a que la tarde de la tremenda nevada sobre la AP-6 estaba con su familia en Sevilla, "una maravillosa ciudad donde funcionan las líneas telefónicas e internet".

Lo peor de este asunto es que el ministro de Interior avala su respuesta y torpemente pone el punto de mira de la opinión pública en su propia persona. Pero ya verán ustedes como en el caso de que las cosas se pongan feas, terminarán dejando tirado al Director General de Tráfico y veremos una especie de baile de la Yenka con un pasito adelante y otro atrás, lo que hará más lamentable aún la gestión de este suceso.

Y del terreno de la política se va a pasar al terreno de la Justicia. La Fiscalía va a estudiar el supuesto de un ilícito a los consumidores y usuarios que puede terminar de poner el punto jurídico de responsabilidades a una elite gubernamental que cada cosa que hace, genera nuevos elementos para la pérdida de la credibilidad. Hasta el punto es así que, aunque dimita o le cesen, la caída del Director General de Tráfico no tendrá la característica de dimisión ejemplar que habría tenido si al día siguiente se hubiera ido de su cargo.

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