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Un delincuente intenta matar a tiros a dos policías en Los Pajaritos

  • Un agente resulta herido al recibir un culatazo en la cabeza

  • El otro golpeó el brazo del pistolero para desviar el disparo

Policías nacionales en la calle Perdiz, donde se cometió el último homicidio en Sevilla.

Policías nacionales en la calle Perdiz, donde se cometió el último homicidio en Sevilla. / antonio pizarro

Un delincuente intentó matar este lunes a dos policías nacionales que lo perseguían en Los Pajaritos. El sospechoso llegó a disparar a los agentes, si bien uno de ellos consiguió repeler la agresión golpeándole antes el brazo y desviando así la trayectoria del tiro. Salvó así la vida de su compañero. La bala impactó en la pared sin que ninguno de los dos policías resultaran heridos por arma de fuego. Uno de ellos sí sufrió una lesión importante en la cabeza, ya que el delincuente le asestó un fuerte golpe con la culata del arma que llevaba.

Los hechos ocurrieron sobre las dos de la madrugada de este lunes en la calle Tordo. Los agentes iban siguiendo al presunto autor del disparo, un delincuente de 33 años identificado como R. C. R. J., muy conocido en Los Pajaritos porque formó parte de varias bandas de atracadores que surgieron hace años de esta zona de la ciudad. Tiene numerosos antecedentes por distintos delitos, como robo de vehículos, lesiones, robos con violencia, y también se le relaciona con el tráfico de drogas y la venta ilegal de armas. De hecho, los policías lo perseguían porque iba cargado con una mochila en la que ocultaba estupefacientes y armas. Uno de los agentes lo vio correr con la mochila y se bajó del coche y lo siguió a pie, mientras que el otro seguía los movimientos del sospechoso y su compañero con el vehículo.

En un momento de la persecución, el delincuente se deshizo de la mochila y se introdujo en un portal de la calle Tordo. Allí esperó a los policías que lo perseguían. Al primero que entró le asestó un fuerte golpe con la culata de una pistola en la cabeza, que le provocó una herida grave y lo dejó inconsciente. Luego lo encañonó y, cuando se disponía a abrir fuego, el segundo policía entró en el portal y logró darle un golpe en el brazo, desviando así el tiro. El sospechoso llegó a disparar, pero la bala no alcanzó a los agentes. Los policías redujeron al delincuente, lo desarmaron y detuvieron.

El agente que resultó herido fue trasladado al hospital Virgen del Rocío, donde estuvo ingresado durante todo el día de ayer. Tuvieron que coserle la herida de la cabeza con ocho grapas y también padece molestias en la maníbula y en el cuello. El subdelegado del Gobierno en Sevilla, Ricardo Gil-Toresano, se ha puesto en contacto con los sindicatos policiales y le ha deseado al herido una pronta recuperación. Se ha comprometido a proponerles para una condecoración por un servicio heroico.

La agresión se produjo en un momento en el que había muy pocos agentes de la Policía Nacional en Sevilla, la mayoría de ellos concentrados en el real de la Feria. Para el resto de la ciudad quedaban muy pocos patrulleros. Algunas fuentes apuntan a que durante la mayor parte de la noche sólo hubo un patrullero disponible para atender los servicios que entraban por el 091. La situación de la plantilla de la Policía Nacional en Sevilla sigue siendo crítica, con un importante déficit de agentes.

El detenido permanece en las dependencias policiales, a la espera de pasar a disposición judicial en las próximas horas. Numerosos policías consultados este lunes por este periódico expresaron su malestar porque este individuo, con numerosos delitos en su historial y considerado muy peligroso, continuara en libertad y no se encontrara en prisión en este momento.

La agresión a los policías se produjo unos días después de una nueva intervención policial contra el tráfico de drogas en Los Pajaritos. En esta ocasión fue arrestado un hombre de 47 años que llevaba una bolsa con cocaína. También hubo una persecución por las calles del barrio, que acabó con la detención del sospechoso en la calle Mirlo. Este hombre se colocó en mitad de la calle para impedir el paso de un coche de la Policía, facilitando así la huida de una persona que iba con él, probablemente también cargada de droga.

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