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incidentes· la investigación policial

"Os vamos a matar, perros, ¡Gora ETA!"

  • Los tres delincuentes encarcelados por los disturbios iban golpeando a las personas que se encontraban, así como coches y puertas, y provocando avalanchas

Nazarenos de la Macarena durante los incidentes de la Madrugada

Nazarenos de la Macarena durante los incidentes de la Madrugada / D.S.

Los tres delincuentes comunes que permanecen encarcelados por su presunta participación en los disturbios de la Madrugada iban golpeando con palos todo lo que encontraban a su paso, sobre todo coches y puertas. Mientras lo hacían, amenazaban con poner una bomba y lanzaban consignas a favor de ETA. Así figura en los primeros informes policiales de la Madrugada, según explicaron a este periódico fuentes de la investigación. Algunas de las proclamas que gritaban quedaron recogidas por escrito por los policías que intervinieron. "Os vamos a matar, perros, ¡Gora ETA! Vamos a tirar una bomba", era una de las expresiones frecuentes. "Corred, hijos de puta, que vamos a poner una bomba, ¡Gora ETA!", insistían en otro momento.

Ninguno de los tres tiene relación alguna con la banda terrorista ni con su entorno. Son simplemente tres delincuentes comunes, con numerosos antecedentes por robos menores y problemas de toxicomanía y alcoholismo. Juan Mariano S. A., de 46 años; Emilio M. C., de 47; y Miguel Ángel G. V., de 45, fueron detenidos por la Policía Local a las cuatro y veinte minutos de la mañana del Viernes Santo en Marqués de Paradas.

Miguel Ángel G.V, Juan Mariano S.A. y Emilio M.C. Miguel Ángel G.V, Juan Mariano S.A. y Emilio M.C.

Miguel Ángel G.V, Juan Mariano S.A. y Emilio M.C.

Los agentes que los detuvieron se encontraban prestando servicio en Reyes Católicos, impidiendo que el tráfico llegara hasta esta calle, por la que pasaba en ese momento la Esperanza de Triana. En un primer aviso recibido por la emisora, la central de la Policía Local informó a sus agentes que había un grupo de cuatro personas -luego serían tres- que golpeaban a los viandantes con palos, una actitud que estaba generando avalanchas en distintos puntos de la ciudad. Varios ciudadanos corroboraron esta primera información. Otro testigo más apuntó que había visto a los sospechosos por la calle Alfonso XII en dirección a Marqués de Paradas.

Una mujer joven que sangraba por la nariz se acercó a los policías para decirles que, cuando se encontraba en Marqués de Paradas, una multitud de personas se habían dirigido hacia ella corriendo y la habían tirado al suelo ocasionándole lesiones. Junto a esta joven, una mujer embarazada que estaba acompañada por unos familiares sufría un ataque de ansiedad. Esta mujer afirmaba que había sido arrastrada por una avalancha de personas, también en Marqués de Paradas. Ante estas informaciones, los policías decidieron acercarse a esta calle y observaron a los sospechosos portando los palos a los que los testigos hacían referencia, que en realidad eran barras de unas sillas plegables. Esgrimían estas piezas y las movían sobre sus cabezas en círculo. Iban en dirección hacia la calle Julio César, provocando que muchas personas salieran huyendo de ellos hacia la calle Canalejas.

Los agentes municipales se lanzaron encima de los alborotadores y los detuvieron, interviniéndoles las piezas de las sillas y también un destornillador de pequeño tamaño y tres teléfonos móviles. Otros dos policías más colaboraron en la detención de los sospechosos. Los arrestados fueron trasladados hasta el centro de salud El Cachorro, en la calle Virgen del Patrocinio, porque habían solicitado asistencia sanitaria. Uno de los detenidos llevaba la camisa rota y les dijo a sus compañeros: "Esto lo van a pagar los guardias".

La rápida intervención de la Policía Local impidió que los disturbios fueran a más. La investigación de los hechos corre a cargo de la Brigada de Información de la Policía Nacional, que descarta, a día de hoy, que los incidentes de la Madrugada respondan a un ataque organizado. La Policía sitúa el foco de los disturbios en una pelea en la calle Arfe al paso de los nazarenos del Gran Poder, que generó una primera avalancha a lo que sin duda la actitud de estos tres delincuentes y el pánico colectivo y la psicosis por temor a un atentado contribuyeron a alimentar.

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