El 3 de Septiembre de 1939, el rey Jorge VI se dirigió a través de la BBC a todos los rincones del Imperio Británico para comunicar a su pueblo que el Reino Unido acababa de declarar la guerra a Alemania. El monarca pronunció la alocución más dramática de su vida, y además hizo una declaración bélica, obligado por los pactos internacionales que le desagradaban profundamente, pues aún estaban vivos los recuerdos de los horrores de la I Guerra Mundial. En cualquier caso, como Jefe de Estado, le correspondía a él dirigirse a su pueblo y anunciar la tremenda noticia.

Algo parecido debió de sentir nuestro, monarca Felipe VI, el pasado martes 3 de Octubre, cuando se dirigió a todos los españoles para comentar los sucesos de Cataluña. Su tono firme y enérgico, y su mensaje claro no se contradeciría con la profunda amargura de tener que tratar el tema que trae en vilo a todos los españoles. Como dijo el monarca: "Y al conjunto de los españoles que viven con desasosiego y tristeza estos acontecimientos, les trasmito un mensaje de tranquilidad, de confianza y, también, de esperanza". En su papel de Jefe del Estado, el rey apeló a la Constitución y a la unidad de España, como se le reconoce en el mismo texto constitucional.

Si algún español no se siente monárquico hay que recordar la historia. En el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra del domingo 7 de Octubre de 1934 se publicaba: "En Cataluña, el presidente de la Generalidad, con olvido de todos los deberes que le impone su cargo, su honor y su responsabilidad, se ha permitido proclamar el Estat Catalá. Ante esta situación, el Gobierno de la Republica ha tomado el acuerdo de proclamar el estado de guerra en todo el país". La II República española también cumplió sus deberes constitucionales.

Confío y espero que no se llegue a tales extremos. Prefiero que impere el seny del discurso del rey. Del rey Felipe VI.

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