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Capeando el temporal

  • La fiesta en la pelousse estuvo pasada por agua pero ni mucho menos aguada

La gran juerga del Gran Premio  jerezano se monta entre Peluqui y Nieto, entre la grada y la pelousse, y ni siquiera la lluvia impidió ayer que los moteros se fuesen de vuelta con una sonrisa de satisfacción tanto por las carreras -con los triunfos de Terol y Lorenzo y el podio de Pedrosa- como por la fiesta, que estuvo pasada por agua pero ni mucho menos resultó aguada. Simplemente fue distinta a la de los últimos años.

Fue un baño, sí, pero motero. La lluvia no caía con violencia aunque en el monte se dejaba notar y empapaba, sobre todo el firme, que con el líquido dejó de estar firme. Sin el lorenzo ahí arriba hubo que sacar los chubasqueros y juntarse para entrar en calor, aunque la mayoría venía calentito de la noche anterior. Pies quietos y sin moverse mucho, abriendo y cerrano paraguas y cuidadito a la hora de moverse, porque había tramos convertidos en fangal.

Se echaron de menos las tracas, pero ahí sí se notó el agua -y las medidas de seguridad- pero no faltó el calor -sí el color porque los chubasqueros no tienen nada que ver con las habituales camisetas de apoyo a los pilotos- ni el rugido del monte cada vez que pasaba un español, sobre todo si era en los primeros puestos.

Total, que el agua no echó para atrás las ganas de juerga:los moteros que llegaron del norte señalaban que “esto no es llover fuerte”, y otros dejaban claro que “no importa que nos mojemos”. Lo que importa es la fiesta y pasarlo bien en el Gran Premio, y eso está siempre garantizado en el Circuito de Jerez.

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