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Delegados tibetanos se reúnen en Dharamsala para decidir el futuro del movimiento

 Medio millar de delegados tibetanos iniciaron hoy en la localidad norteña india de Dharamsala un cónclave decisivo en busca de nuevas vías de actuación en el contencioso que libran con China por el estatuto del Tíbet. 

A la pequeña ciudad, sede del Parlamento tibetano y del líder espiritual y político de este pueblo, el Dalai Lama, han acudido intelectuales y representantes de todo el arco ideológico tibetano, incluidas las "secciones más radicales", dijo a Efe un portavoz del Dalai. 

"Ha venido gente de todo el mundo, salvo de China, porque las autoridades no lo permitirían. El objetivo es que todas las corrientes estén representadas", aseguró a Efe por teléfono el portavoz Tenzin Talkha. 

La reunión, de seis días, comenzó esta mañana con las intervenciones del primer ministro, Samdhong Rinpoche, y del presidente de la Cámara parlamentaria, Karma Chophel, que dieron paso a los primeros encuentros de los delegados y su posterior división en pequeños comités. 

El Dalai Lama se exilió del Tíbet en el año 1959, tras la llegada a Lhasa de las tropas chinas para reprimir la insurrección tibetana, y se instaló en la ciudad de Dharamsala, en pleno Himalaya. La última reunión de estas características data de entonces. 

Desde 2002, varios enviados del Dalai Lama han mantenido ocho rondas de diálogo con las autoridades chinas, la última de ellas a comienzos de este mes -cuando les presentaron un memorando de autonomía-, y todas ellas sin resultados visibles. 

"China considera que el Tíbet no es un conflicto y se niega a aceptarlo. Así que el Dalai Lama considera que debemos discutir el curso de acción. No hemos logrado nada del diálogo con China. Nunca nos han dado una respuesta positiva", expuso Talkha. 

Hasta ahora, el líder tibetano ha defendido una autonomía más amplia para el Tíbet, aunque también hay sectores de su comunidad que reclaman abiertamente la independencia. 

El pasado 10 de marzo, en el aniversario de la rebelión de 1959, estalló una nueva revuelta en la región que se tornó violenta y fue reprimida por las autoridades chinas. 

Según Pekín, 18 civiles y un policía murieron durante las revueltas, que el régimen chino consideró instigadas por el Dalai Lama, mientras que el Gobierno tibetano en el exilio sostuvo que fueron más de 200 los muertos por la represión china. 

Varias decenas de tibetanos han recibido condenas judiciales por su participación en las protestas, que devolvieron la causa tibetana a los titulares de prensa y reactivaron las rondas de diálogo entre las partes, interrumpidas en el verano de 2007. 

Sin embargo, recientemente el Dalai Lama dijo haber perdido la esperanza en que las autoridades chinas cambien de postura respecto al Tíbet. 

"Tras la sexta ronda de consultas con los funcionarios (chinos, de 2007), no había planes de celebrar más reuniones en el futuro inmediato. Pero por la urgente situación de marzo en el Tíbet, mantuvimos discusiones informales (...). No se llegó a ningún progreso real", aseguró el Dalai Lama en un comunicado emitido hace pocos días. 

El líder budista y cabeza del movimiento tibetano, que instó al Parlamento a convocar el cónclave de Dharamsala, no participará en él "a priori" para no condicionar su desarrollo, según el Gobierno en el exilio. 

"Este encuentro tiene el propósito expreso de crear un foro para entender las opiniones y la visión de los tibetanos mediante discusiones libres. No hay ninguna agenda para alcanzar un resultado preconcebido", dijo el Dalai Lama sobre las reuniones. 

Según su portavoz, las posibles decisiones sobre el curso de acción del movimiento tibetano serán hechas publicas al final del cónclave, el próximo día 22. 

"Estamos comprometidos con la democracia: ahora nuestra gente debe decidir qué hacer", concluyó Talkha. 

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