Alemania La socialdemocracia vive momentos bajos

El SPD alemán intenta frenar su crisis de credibilidad

  • Su fallida coalición de gobierno en Hesse con La Izquierda, enemigos acérrimos, ha hecho dudar de su fiabilidad como socio

El Partido Socialdemócrata alemán (SPD) sigue siendo fuerte, no sufre ninguna debacle y sabe perfectamente cuál es la dirección que persigue, aseguró el lunes su presidente, Kurt Beck, que con esas palabras intentó relativizar los efectos de la crisis que desde hace días azota al partido.

Beck sigue estando "en forma" y mantiene "su capacidad de actuación", según aseguró él mismo en Berlín, en su primera comparecencia ante la prensa después de que en las últimas dos semanas, especialmente difíciles para su partido, desapareciera de la vida pública por sufrir una gripe.

En el interior del SPD había surgido una fuerte crisis como consecuencia del fracaso en la formación de gobierno en Hesse, después de que la líder socialdemócrata de ese estado federado, Andrea Ypsilanti, decidiera dar un giro peligroso y aceptar los votos del Partido de La Izquierda para poder convertirse en primera ministra de ese land.

Hasta el momento en el que necesitó los votos de ese partido, el SPD, tanto a nivel federal como en Hesse, había dado su palabra de honor de que no colaboraría nunca con La Izquierda, formada hace alrededor de un año por poscomunistas de la extinta República Democrática Alemana (RDA) y por socialdemócratas desilusionados, como Oskar Lafontaine.

Beck admitió el lunes que la estrategia del SPD de aislar a La Izquierda en el oeste del país había fracasado después de que esa formación, que hasta hace poco sólo tenía representación en los estados federados pertenecientes a la extinta RDA, lograra entrar en los parlamentos regionales de Hesse, Baja Sajonia y Hamburgo.

Durante las últimas semanas y tanto desde dentro como desde fuera del SPD, se acusó a Beck de haber roto su palabra. Tan serio llegó a ser el problema que el pasado fin de semana se propagó el rumor de que el líder socialdemócrata dimitiría.

Sin embargo, el lunes, Beck rechazó tajantemente esa opción. "Pueden tenerlo seguro, yo dirijo", aseguró en una rueda de prensa ofrecida tras la reunión semanal de la cúpula del SPD.

También el secretario general del partido, Hubertus Heil, había descartado esa posibilidad de forma absoluta. El SPD, el partido de mayor tradición histórica del país, "cuenta con una cúpula firme con Beck a la cabeza y Andrea Nahles, Frank-Walter Steinmeier y Peer Steinbruck como vicepresidentes", recalcó.

Beck volvió a insistir en que, a nivel federal, el SPD no aceptará ninguna colaboración con La Izquierda porque existen "diferencias inconciliables" en cuestiones clave, como la política exterior, de seguridad y social.

Sin embargo, a nivel regional, la decisión le corresponde a los propios lander, precisó. La Izquierda sigue siendo para el SPD un "partido contrario", agregó el socialdemócrata, que durante toda la campaña de Hesse había reiterado ese mensaje para después decidir aceptar sus votos con el fin de que Ypsilanti lograra los apoyos necesarios para acceder al gobierno de Hesse.

Por ese motivo, los ciudadanos, la prensa y partidos políticos como la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel desconfían del SPD y no creen tener garantías de que, en caso de necesitarlo, no optará por La Izquierda a nivel federal.

En Hesse, Ypsilanti necesitaba claramente el apoyo de La Izquierda para ser elegida jefa de gobierno después de que su partido y la CDU del primer ministro Roland Koch quedaran con igual número de escaños, 42, en los comicios de enero.

En esas elecciones, los liberales del FDP, el socio favorito de la CDU, obtuvieron 11 bancas, y Los Verdes, tradicionales aliados del SPD, nueve, con lo que ninguno de los dos bloques pudo conseguir mayoría y el partido de La Izquierda se convirtió en el fiel de la balanza, con seis escaños.

El plan de Ypsilanti y Beck habría salido a la perfección si no hubiera chocado con un fuerte obstáculo, cuando el viernes la diputada socialdemócrata Dagmar Metzger anunció que por razones de conciencia se abstendría de votar el 5 de abril un gobierno al mando de Ypsilanti que dependiera de los seis votos de La Izquierda.

La líder socialdemócrata, que con ello se quedaba sin la mayoría necesaria para concretar la inédita experiencia de formar un gobierno bipartito de socialdemócratas y ecologistas tolerado por La Izquierda, comunicó que desistía de presentarse a votación en abril.

Ante la presión de sus pares, el sábado Metzger comunicó que iba a sopesar devolver su escaño para no ser un obstáculo. Sin embargo, para Ypsilanti todo parecía estar decidido. "Se mantiene como dije, da igual lo que diga ahora la señora Metzger", aseveró el lunes en Berlín.

La cúpula del partido, por su parte, aceptó esa resolución, que considera acertada, dado que la candidata no tenía asegurada la mayoría necesaria.

Mientras tanto y viendo la disputa interna del SPD, el líder conservador de Hesse, Roland Koch, que perdió su mayoría absoluta en los comicios regionales, llamó a hacer mayores esfuerzos para poder formar por fin un gobierno de coalición en Hesse, que hasta ahora era un bastión de la conservadora CDU.

Así, Koch planteó la opción de formar una coalición Jamaica entre ecologistas, liberales y democristianos, que según él, dadas las circustancias, parece ser la alternativa más adecuada.

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