El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, cada vez está más solo: sus viejos aliados le han abandonado y los que no, no se atreven a decir una sola palabra en contra de manifestaciones como las de ayer, en las que miles de personas, apoyadas por el Ejército, tomaron las calles de la capital, Harare.
Soldados con subfusiles y tanques se unieron a los ciudadanos que, provistos de banderas de Zimbabue y pancartas contra Mugabe, ocuparon el centro de las principales ciudades del país para dejar claro a su aún presidente que ha perdido uno de los puntales que siempre creyó a su lado: el apoyo popular.
El todavía presidente se reunirá hoy con los jefes del Ejército en lo que supondrá la segunda jornada de negociaciones directas con los militares, que lo mantienen retenido.
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