Diario de Pasión

Jiménez recupera el esplendor del manto de La Encarnación

  • Ayer fue presentada en San Miguel esta exclusiva pieza de Rodríguez Ojeda después de 18 meses de restauración a cargo del jerezano Ildefonso Jiménez

La hermandad del Santo Crucifijo de la Salud presentó ayer lo que sin duda alguna es uno de los trabajos de restauración más importantes acometidos en las últimas fechas en el mundo cofrade local tanto por la envergadura del mismo como por el valor de la pieza, el manto de María Santísima de la Encarnación. Por este motivo y dado el interés que ha despertado este 'estreno', la cofradía ha decidido exponer el manto durante toda la mañana de hoy en el Sagrario del templo, que también se abrirá después de cada una de las misas parroquiales de la tarde hoy y del domingo.

La cofradía presentó ayer la maravillosa pieza en un entorno singular, el sagrario San Miguel con la presencia del profesional que ha tenido a su cargo este delicado encargo que ha finalizado 18 meses después de que se le entregara al bordador jerezano Ildefonso Jiménez que lo asumió como un reto y es seguramente el trabajo más delicado que ha entrado en su taller. La hermandad, bajo el mandato de José Miguel Merino como hermano mayor, encargó esta restauración a un profesional de la ciudad en vez de utilizar el recurso de mandar la pieza fuera de Jerez, más en concreto a Sevilla que acumula mayor experiencia en este tipo de intervenciones. Sin embargo se confió a Jiménez una restauración que ha sido importante ya que los daños del manto eran más que considerables tanto en las piezas como en el estado del terciopelo que las sustentaba. Así lo explicó Ildefonso Jiménez ante todos los presentes en San Miguel que delataban satisfacción por el trabajo desarrollado y especialmente por el resultado final. De forma particular, el actual hermano mayor, Luis Cruz, no ocultó su satisfacción por la resolución tan satisfactoria de una restauración en la que en todo momento se han usado lo mejores materiales como el hilo de oro fino para todas las reposiciones y reparaciones.

Además, la blonda se ha realizado a mano en un convento de Barcelona, salida de las habilidades de unas mojas expertas en la confección mediante la técnica del encaje de bolillo, que ha sido la empleada para esta pieza que reproduce con exactitud a la antigua. A falta de una opinión más experta, la evidencia de cómo ha quedado la pieza era el principal argumento en las valoraciones de casi todos y sobre todo entre los hermanos y entre quienes han tenido la responsabilidad de hacer un estrecho seguimiento con visitas constantes al taller de la calle Arcos.

Otro detalle es que para conseguir el color original del terciopelo hubo que hacer un encargo especial a fábrica. La labor de recuperación y resanado de las piezas de bordados ha supuesto la principal labor así como la creación de las piezas que han sustituido a las irrecuperables por su mal estado. El manto se atribuye a Juan Manuel Rodríguez Ojeda que falleció cuando lo estaba bordando. Sin embargo dejó hecho en dibujos el proyecto en su conjunto, encargando la hermandad su finalización a Guillermo Carrasquilla Rodríguez que lo terminó en 1943. Este manto guarda similitudes con los que salieron del taller del genial bordador sevillano.

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