Cultura

Celia Viñas desde la perspectiva literaria de Pedro Asensio

LOS años de la señorita Celia, editorial Verbum, es una novela de Pedro Asensio Romero que se lee de un tirón por su interés, su riqueza de datos, los nombres que aporta y, especialmente, por el retrato exacto de la Almería de aquellos años posteriores a la Guerra Civil. Muestra un profundo conocimiento de la realidad social, política y cultural de aquella ciudad.

Todo ello con un estilo sencillo, asequible para cualquier lector y, al mismo tiempo, con un lenguaje cuidado y perfectamente redactada. El autor ha sabido documentarse muy bien en todas las fuentes que podían aportarle una base sólida para esta historia novelada que gira, fundamentalmente, alrededor de los dos personajes, cuyo centenario de su nacimiento celebramos en 2015: Celia Viñas y Jesús de Perceval.

El autor ha novelado un periodo de la historia de Almería que en 1940 era un desierto cultural. En una ciudad tan relativamente pequeña (unos 75.000 habitantes) parecía fácil la existencia de una implacable censura de tipo moral, religioso, político y cultural. La propia Celia escribe: "Allá por el año 1943 el ambiente espiritual de Almería era, como en las novelas de aventuras, un paisaje de naufragio. El robinsonismo literario estaba tan acusado que creíamos vivir en una isla desierta". Ante este panorama tan desolador surge de forma necesaria el Movimiento Indaliano. De tal manera que, en palabras de la propia Celia, "ahora, gracias a los indalianos, el ambiente de Almería es una atmósfera cálida, pero respirable, batida por las invisibles alas de los ángeles del Sur. Un pueblo donde tanto se discute de arte como de deporte. Una ciudad donde puede sentirse una inquietud colectiva ante una exposición pictórica, una conferencia de tipo literario, una representación teatral".

Este movimiento se proyecta a lo largo y ancho del plano nacional a partir del espaldarazo que reciben en Madrid, en junio de 1947, especialmente por parte de Eugenio D'Ors, y con las intervenciones de Jesús de Perceval y Celia Viñas.

El autor de la novela recoge un claro perfil no solo de estos dos personajes, protagonistas del relato, sino de otros muchos relevantes de aquella época difícil y que ha sabido describir con tal detalle que su imagen nos viene a la memoria: Eugenio D'Ors, Hipólito Escolar, Manolo del Águila, Francisco Saiz, Luis Úbeda, etc. Igualmente, sus alumnos más destacados: Gómez Arcos, García Ferre, Cañadas, Anchóriz, Gaspar Cuenca, etc.

Es preciosa la descripción de los detalles de la infancia de Gómez Arcos en el capítulo diecinueve. Su pluma es como una cámara fotográfica. Sabe captar el "ojo clínico" de la profesora para descubrir talentos en su aula.

Otro aspecto que debemos valorar en esta novela es el recorrido por los lugares emblemáticos de la ciudad: Hotel Simón, Paseo, Casino, Círculo, Talleres Oliveros, nombres de tiendas, etc., aportando datos y detalles al entramado de la obra. También destacable es la relación amorosa de Celia y Arturo en varios de sus capítulos.

Desde estas líneas invito a leer la novela porque, desde una perspectiva literaria, nos da otra visión de la señorita Celia que completa la que yo recogí en Vida y obra de Celia Viñas, fruto de una tesis doctoral, en 1991. Y porque, en definitiva, esta obra dejará una huella en todos aquellos que se interesen por aquella Almería y sus protagonistas.

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