Cultura

'Condemned 2', la maldad humana como franquicia

Primero fue Manhunt, de los creadores del Grand Theft Auto allá por el año 1994. Tras éste, Condemned: Criminal Origins revolucionó el survival horror desde sus planteamientos tan humildes como efectivos. Desde entonces el tono oscuro, herrumbroso y hediondo de la obra de Monolith, tan en la línea de películas como Seven (David Fincher, 1995) o Saw (James Wan, 2004) cautivaría a los jugadores de este género. La caza humana llegó incluso a tener su propio subgénero, confirmado en el reciente y espléndido título The Club. Ahora vuelve el juego de Xbox con una segunda parte que lo convierte en saga: Condemned 2, con una mejora notable en los gráficos y en la jugabilidad, aunque no tanto en la capacidad de provocar sorpresa e inquietud.

Vuelve en esta secuela el protagonismo del agente Ethan Thomas, desahuciado tras los acontecimientos de la primera parte, y quizá sea este el principal problema de cara a quienes encaran por primera vez el juego: el rigor en la continuidad de la serie hace que muchos instantes merezcan un repaso de la primera parte para ser totalmente disfrutados. Por lo demás, el Asesino en Serie X y la sociedad Oro (una especie de masonería dedicada a la cacería humana por placer) vuelven a ser los antagonistas de nuestro atribulado héroe. Un presupuesto visiblemente mayor ofrece no sólo una más amplia variedad de localizaciones, sino también un gore más sucio, anécdotas particularmente desagradables, entornos oscuros y en definitiva un horror tan real que alcanza lo abstracto, aquí reforzado por la sugerencia del vacío que confiere la localización nevada. Una suma de partes que ayudan a desarrollar una irrespirable atmósfera de pesadilla, mientras que, a la hora de entrar en acción, el mayor control en los golpes y la limpieza de su distribución en los mandos conducen esta segunda parte de la saga hacia un concepto acaso de más alcance comercial que la primera. En los futuros jugadores está decidir si esta nueva línea está llamada a mejorar o no el ya clásico título original.

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