Cultura

'La mitad de Óscar' rodada en Almería participará en el Festival de Toronto

  • La cinta realizada este año por Manuel Martín Cuenca se estrena participando en esta cita del cine en septiembre en Canadá · La película se grabó íntegramente en distintos escenarios de Almería y provincia

La película La mitad de Oscar que rodó en febrero y marzo en tierras almerienses el cineasta nacido en El Ejido, Manuel Martín Cuenca participará en el mes de septiembre en el Festival de Toronto. Tras concluir el montaje de la película este será el primer festival donde participará.

Pero Martín Cuenca no estará solo en este Festival que se celebra en Canadá del 9 al 19 de septiembre, sino que en distintas secciones participan También la lluvia, de Icíar Bollaín; Balada triste de trompeta, de Álex de la Iglesia; Buried (Enterrado), de Rodrigo Cortés; Los ojos de Julia, de Guillem Morales; Lope, de Andrucha Waddington; Todo lo que tú quieras, de Achero Mañas y Guest, de José Luis Guerín.

La mitad de Oscar se rodó entre febrero y marzo de este año en distintos rincones de Almería. Se trata de una historia de amor imposible, entreverada de secretos, protagonizada por Rodrigo Sáenz de Heredia, Verónica Echegui, Dennis Deyrie, Manuel Martínez Roca y la colaboración especial de Antonio de la Torre.

Producida por La Loma Blanca Producciones Cinematográficas con la coproducción de 14 Pies Audiovisual y el ICAI (Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos), el tercer largometraje de ficción de Manuel Martín Cuenca, tras La Flaqueza del Bolchevique y Malas temporadas, contó con la aportación de la Diputación de Almería, el Patronato de Turismo, el Ayuntamiento de la ciudad y la participación de Canal Sur Televisión.

Una historia arriesgada, argumental y formalmente, con resonancias de tragedia griega o, quizás, de western trágico algo que deviene no sólo de la temática sino de las localizaciones en las que se ambientan, que se erigen como parte esencial del film.

La mitad de Óscar juega con el misterio, acercándose a thriller intimista en el que las claves necesarias para entender lo que ocurre irán descubriéndose poco a poco, desvelando capa a capa de los personajes, intentado encontrar una respuesta al nudo que atenaza el corazón del protagonista.

La película cuenta como Óscar es un guardia de seguridad en una salina. Tiene 30 años y vive solo. Su vida consiste en ir cada día al trabajo, ponerse el uniforme, colgarse la pistola y sentarse a mirar montañas y montañas de sal. Al mediodía suele recibir la visita de Miguel, un antiguo guardia jubilado. Miguel llega desde Almería en bicicleta, trae siempre comida para almorzar con Oscar.

Cada día, cuando termina el turno, Óscar se cambia de ropa, toma el autobús y vuelve a casa. Allí lo primero que hace es mirar el buzón, pero nunca hay cartas… o, al menos, la carta que él espera.

Pero un día la rutina se rompe. Óscar llega a la residencia de ancianos donde está su único familiar, su abuelo, que tiene Alzheimer; se ha puesto enfermo y lo han llevado al hospital. La Directora le cuenta que han avisado a su hermana. Óscar se queda petrificado; hace dos años que no sabe nada de ella y ni siquiera tiene su teléfono.

La llegada de María a Almería abrirá la caja de Pandora. Óscar, sin embargo, está dispuesto a llegar hasta el final, aunque el precio que tenga que pagar sea muy alto.

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