Cultura

"Mi abuela sí que tenía unas piernas bonitas"

La vida de Norma Duval ha estado repleta de éxitos nacionales e internacionales, pero también de escándalos que el papel couché ha tratado de explotar hasta la saciedad. Atrás quedaron aquellos tiempos en los que el nombre de Marc Ostarcevic eclipsaba el buen saber hacer de la catalana sobre el escenario del Folies Bergère de París. Fue él quien la empujó a abandonar su trabajo de vedette y otro hombre, el empresario José Frade, se convirtió en su razón principal para retirarse de la vida pública. Actualmente se dedica por entero a la moda y a la publicidad, su auténtica vocación.

-Hace cuatro años que apenas la vemos aparecer en los medios de comunicación y su público la echa de menos. ¿Por qué decidió abandonar la televisión y el mundo del espectáculo?

-Me halaga que la gente me siga demostrando su cariño después de tantos años de trabajo, aunque te aseguro que no volvería a subirme a un escenario. He bailado muchísimo, he producido espectáculos de los que me siento muy orgullosa, pero todo tiene su momento y aquella etapa está cerrada para mí. En otros motivos, porque no tengo la forma física que tenía antes y hay que ser respetuoso con el público que viene a verte cada noche.

-¿El acoso que ha sufrido en los últimos años por parte de la prensa del corazón tiene algo que ver con su decisión?

-Es cierto que ha habido ocasiones en las que lo he pasado muy mal y hasta me he ganado la fama de ser muy seca con la prensa, pero eso no es cierto. Cuando la gente me trata con educación, no tengo ningún problema en responder a sus preguntas. El problema es que algunos han perdido el norte en ese sentido.

-Sin embargo la fama, bien aprovechada, puede ser un recurso útil, ¿no está de acuerdo?

-Por supuesto. En Nicaragua hay un colegio que lleva mi nombre, donde Infancia sin Fronteras está sacando adelante a 12.000 niños. Creo que tenemos que aprovechar todos los recursos a nuestro alcance para ayudar a la gente que vive inmersa en la pobreza más extrema.

-Hace un segundo comentaba que ya no siente que tenga las mismas condiciones físicas que antes, sin embargo conserva una figura excepcional. ¿Cuáles son sus secretos de belleza?

-Soy una gran defensora de los trucos caseros y los tratamientos con productos naturales. Tanto es así, que he llegado ha ponerme claras de huevo en el pelo y a diario me aplico en la piel aloe vera cogido directamente de la planta. Reconozco que mimo mucho a mi cabello, pero no me puedo atribuir el mérito de tener unas piernas bonitas, ya que son de herencia familiar. ¡Mi abuela sí que las tenía preciosas!.

-No fuma, ni bebe y además hace mucho deporte. ¿Tiene usted algún vicio confesable?

-Los zapatos. (Risas). ¡Ya he perdido la cuenta de los que tengo! Me gustan mucho los complementos, porque le dan un toque personal a tu forma de vestir.

-Actualmente es la imagen de Punt Roma, una cadena que se ha caracterizado por defender una oferta más amplia de tallas. ¿Qué opina de esta política empresarial?

-Todas las mujeres tienen derecho a vestirse a su gusto y con precios adecuados a su bolsillo. Además, ¿quién tiene una talla 36? Porque yo siempre he tenido una 38 y ahora uso la 40. Vivir sacrificada para entrar en un modelito, no debería de ser lo normal. Como tampoco me parece lógico que una mujer necesite usar la ropa de una quinceañera para sentirse joven. Esta marca se ha adecuado a las necesidades de las mujeres de mediana edad. Por eso me gusta, porque me parece bastante realista.

-También es conocido su activismo como defensora de la peletería. ¿Qué les diría a los que la critican por esto?

-Creo que deberían comprender que estos animales se crían en granjas con ese fin, como también sucede con los toros de lidia. Hay muchas familias que viven de la venta de pieles y el hombre lleva cubriéndose con ellas desde la Prehistoria. Si nos ponemos así, los ecologistas que lo critican deberían dejar de comer jamón, lubina y un buen entrecot.

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