Festival de Teatro de El Ejido

La infancia y la madurez pasa con cajas de cartón en la cabeza

  • La compañía El Pont Flotant mostró en el Teatro Municipal la secuencia de la vida, desde los primeros juegos con los amigos hasta el último cumpleaños

Unas cajas colocadas en la cabeza de los actores y el paso del tiempo a través de varias fotografías e imágenes de vídeo son los recursos que se utilizaron para impresionar a los asistentes que acudieron a ver la obra Como piedras a cargo de la compañía El Pont Flotant.

Los intérpretes volvían a sus orígenes y representaron momentos de cuando eran pequeños. Llamar a la puerta para ver con qué amigo podía jugar y el rechazo por parte de los padres o de algunos amigos que tenían cosas mejores que hacer eran algunos de los pasajes que se vivieron en Como piedras.

Otra situación que se vivió fue cuando los tres protagonistas jugaron a los superhéroes. En ese momento, las carcajadas empezaron a fluir por todo el Teatro Municipal.

Tras ese juego, comenzó a proyectarse un vídeo donde se mostraba la situación futura de los protagonistas. Una de las situaciones más cómicas fue cuando los actores, todavía en su papel de niños, se bañaron en una piscina de plástico.

Ese fue el punto de partida para que los padres salieran a escena y recrearan multitud de situaciones que se viven en la infancia. El vestir al pequeño o esperar a que los progenitores los recojan eran algunos de los momentos que se vivieron.

A partir de ahí, se empezó a comparar a uno de los padres con los hijos. Los progenitores, que se encontraban sentados entre el público, sorprendieron a los asistentes por su cercanía en la escena al público.

Una de las madres empezó a regañar a sus hijos porque siempre perdía todo y no tenía consideración.

El paso del tiempo cada vez sucedía más rápido. Así los tres amigos se reunían para celebrar el cumpleaños de cada uno. De esta forma, uno de los protagonistas muere a los 33 años.

Encendiendo un mechero y celebrando el paso del tiempo año tras año, las vivencias y las experiencias cada vez se sucedían más y más rápido.

Tener hijos o el poder comprarse un piso eran situaciones que se vivían y se representaban en la obra Como piedras. La llama se va apagando poco a poco y al final se termina como se empieza con una caja de cartón colocada en la cabeza.

La infancia se pasa lenta, pero la madurez transcurre con una rapidez que da vértigo. Una historia que plasma momentos con el que se identifican los espectadores.

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