Análisis

JORGE COLIPE

Alerta

Creímos que la violencia en los campos estaba controlada, pero se trasladó a las calles

En Europa, contrariamente a lo que sucede en otros continentes, donde la pasión por el fútbol permite anidar a la delincuencia, por momentos creíamos que la violencia estaba erradicada. La desaparición de los hooligans de los campos ingleses, tal y como les habíamos conocido, nos llevó a creer por momentos que la violencia en los campos estaba controlada. Pero no, la violencia solo se trasladó a otros escenarios y a las calles, donde bandas radicales decidieron llevar estas pequeñas batallas de esta guerra interminable. No importa que los ultras no puedan entrar a los campos, pueden quedar a orillas del Manzanares o batallar en los aeropuertos. Cuando la exagerada pasión se convierte en idiotez, cuando no en un negocio, cualquier acto o lugar, dan rienda suelta al exabrupto. Hace pocos días, Miguel, un joven de Pamplona, recibió una paliza en la celebración de los sanfermines, mientras hacía cola en el baño de un bar. La causa de la agresión, fue vestir una camiseta del Sporting de Gijón que provocó la ira del atacante que al grito de "Puta Sporting" no paraba de golpearlo. El caso y el escenario es similar a la del hincha del Betis que coge a guantazos a un muchacho sentado en la terraza de un bar en Bilbao. "Gabilondo de mierda, asqueroso proetarra", eran las locas acusaciones del grandullón mientras golpeaba a su víctima indefensa, a la vez que un colega del agresor grababa las imágenes con su móvil para luego colgarlas en las redes sociales. Nada más alejado ni más relacionado con el fútbol; nada más realista que este delirio infame que recorre las mentes de estos indigentes intelctuales. El inmediato antecedente a esta sin razón, fue la Eurocopa 2016 cuando ingleses, rusos, croatas, polacos, alemanes e irlandeses, apoyados por grupos franceses, se declaraban la guerra en todo el territorio. Una actitud demencial que aleja a las familias de los campos. Alerta naranja por riesgo de un nuevo brote cavernario.

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