Análisis

txabi ferrero

Dibujo y garabato, trazo y puzle

Las aficiones de fútbol son ciclotímicas, por naturaleza. Su estado de ánimo y también opiniones es pendular y oscila de un extremo al contrario. La tiranía del resultado bendice y sataniza por igual. No es nada nuevo. Es tan viejo como andar a pie que las lecturas menos analíticas y más pasionales son todas aquellas que se hacen a partir de cuál haya sido el último marcador. El fútbol es así. El éxito y fracaso están cosidos a aciertos y errores. El cosechado por la UD Almería en la matinal del domingo en tierras pucelanas fue negativo. El primer minuto resulta esencial en un discurso para captar la atención. Pero lo mejor hay que dejarlo siempre para el final, para dejar un buen sabor de boca. Al menos eso es lo que dictan los asesores de comunicación.

Los chicos de Lucas Alcaraz cumplieron con el primer supuesto y sorprendieron de salida, pero acabaron sorprendidos a cuatro minutos para el final. El rastro del partido y motivo central de debate es la ocupación del terreno de juego que dispuso el motrileño, con un dibujo posicional 1-5-4-1, de salida.

El juego por los costados, con aquellos extremos puros pegados a la cal que encaran y driblan, fintan y centran, es todo un anticuario en el fútbol actual. Han pasado a mejor vida a costa de los "carrileros", laterales de largo recorrido que por sorpresa se suman al ataque. Como quiera que el balón puede crear parejas y tríos y no hay futbolistas disociados, el 1-4-3-3 sería la propuesta ideal. El Girona subió el curso pasado y es la sensación de esta Liga jugando con tres centrales y dos carrileros. Pero la tendencia de hoy pasa por juzgar en lugar de analizar. Y por responder y no preguntarse. Dibujos hay tantos como garabatos. La cuestión pasa por el trazo, la oportunidad de saber dónde poner la raya o cómo componer el diseño.

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