Seguí el caso de Gabriel por la prensa. No veo la televisión, así que quizás tuve suerte, porque donde más se sometió la investigación a las especulaciones fue en los programas que tienen que llenar horas y horas. Además, las reinas de las mañanas tienen el gatillo fácil a la hora de dar rienda suelta al morbo. Y no les ha faltado material. Sin ir más lejos, esta semana la asesina confesa del niño ha mandado una carta en la cual expone su versión. Una bomba, vamos. Pero no ha sido solo ella. Desde el comienzo, los propios padres han alimentado la mediatización de la desaparición de su hijo. En un principio, al parecer, aconsejados por la Guardia Civil. Pero una vez dieron con la culpable, no entiendo las entrevistas, las cartas, que posen con camisetas o los perfiles familiares en redes sociales. Es que hasta dan ruedas de prensa. Ojalá, por Gabriel, todos dejemos de hablar, que aquí la palabra solo debe tenerla ya la Justicia.

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