Desde muy pequeño tuve claro que yo de mayor quería tener descendencia. Los que se convierten en padres saben que hay un antes y un después a partir de ese momento. No es ni mejor ni peor, es simplemente diferente, muy diferente. Y hasta que no lo vives no sabes de qué está hablando quien ya lo es. La primera vez que yo hice prácticas fue hace muchos años. Fue con Paquito. Y la cosa no pasó de ir a recogerlo a la guardería y entretenerlo un par de veces, pero fueron pequeños momentos que a mí, que por aquel entonces tenía la cabeza más puesta en botellones y demás tonterías, se me quedaron grabados con un cariño que le guardaré por siempre. El gran Paquito, que ya en su bautizo me daba palmaditas en el hombro en plan colega. Un niño cariñoso, bueno y de una vitalidad desbordante. Paquito, te mandamos muchos besos. Te queremos.

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