No engañemos al lector. El fútbol nunca es justo. Aunque en esta ocasión se llevó los tres puntos el equipo que más fútbol ofensivo propuso y por consiguiente la sensación reinante es que el Granada consiguió ganar por justicia divina. Lucas Alcaraz lo tiene claro, la categoría se salva sacando los partidos de casa y rascando puntos como visitantes. Con esa premisa se presentó el Almería, agazapado en su campo y complicándole la vida al Granada cuando llegaban a zonas de tres cuartos. Ahora bien, Machís juega con una marcha más. Lo que le permite regatear y traspasar rivales con suma facilidad. Su gol es una auténtica obra de arte. A golazos le igualó Rubén Alcaraz que enroscó el balón de tal forma que el vuelo del portero resultó hasta grotesco. No supo cerrar el partido el Almería, y es que cuando empatas en el 91' y tienes el premio en las manos no está permitido defender como lo hicieron los almerienses. Lucas Alcaraz seguirá a estas horas tirándose de los pelos y maldiciendo la pasividad y poca contundencia de su defensa. También le servirá para exigirles, si es que no tiene esa batalla ya ganada, a la dirección deportiva a la hora de reforzarse en esa línea defensiva. La lectura que nos deja el partido es que con esta forma de jugar le das muchas alternativas a los rivales, y si esas alternativas la aprovechan jugadores de calidad tienes muchas posibilidades de perder puntos. La UD Almería espera como agua de mayo que se abra el mercado invernal, saldrán muchos futbolistas y llegaran otros más del perfil del entrenador rojiblanco. No todo es negativo, de Los Cármenes salió un conjunto derrotado pero que estuvo pese a ir perdiendo por diferencia de dos goles sin bajar los brazos y con posibilidades en el encuentro. Esa maldita penúltima jugada equivale a la clara descripción de lo que es a día de hoy el conjunto almeriense; un equipo en construcción al que todavía le cantan sus errores.
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