Análisis

Francisco G. Luque Ramírez

Otra burbuja que explota

El dinero lo contamina todo, lo pudre como han hecho las apuestas con el fútbol más modesto

Como ya escribió en mayo de 2016 el compañero Paco Gregorio, en relación a los primeros ecos que llegaban a nuestra redacción sobre los supuestos amaños por apuestas en partidos de Tercera División, "la bola sigue creciendo y un día reventará"... Y puede ser que aún no se haya roto del todo, pero lo que está claro es que desde principios de esta semana, desde que el lunes saliese a luz la macro operación Pizarro, dicha bola está rodando a gran velocidad y arrastrando a muchas de las personas que estaban en su camino fomentando la perdición del fútbol más modesto. Todo el mundo sabe que el dinero, tarde o temprano, lo contamina todo, lo pudre como ha hecho con categorías como la Segunda B o la Tercera el incontrolable mundillo de las apuestas online. Un jugador de esas competiciones, cuyo sueldo no es ni por asomo tan alto como los de antes de la gran crisis, ya no tiene que esperar a un directivo de un club rival o a un empresario con un maletín en la mano para cobrar un sueldo extra por no esforzarse mucho durante un partido en el que haya, por ejemplo, una permanencia en juego. Ahora el futbolista (o el árbitro, o el entrenador) tiene la tentación al alcance de su mano, en su teléfono móvil. Solo tiene que registrar un usuario en una casa de apuestas y planificar la trampa. Esa clara accesibilidad ha provocado que muchos listillos, que seguramente esta semana estarán guardando silencio y evitando subir fotos a Instagram para vacilar de su envidiable ritmo de vida, pese a ser meros tuercebotas, pactaran mediante intermediarios una serie de situaciones menores de los partidos como faltas, tarjetas, saques de esquina, penaltis y otros lances de este tipo que tenían cabida en esos puntos de juego localizados en China. Ahora, tras la explosión de esta burbuja irá saliendo todo a la luz, algo que ayudará a rescatar al fútbol modesto de la corrupción, pero no del daño que se ha hecho a su imagen. ¿Qué padre va a llevar ahora a su hijo a ver al equipo de su pueblo sabiendo que todo puede ser una mentira pactada?

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