La Segunda División es curiosa y nos lo demuestra jornada a jornada. Sin ir más lejos, este viernes. El Almería mereció ganarle al Sevilla Atlético, sí, pero la diferencia entre los dos equipos no fue de tres goles, tal y como reflejó el marcador final. Otros días los rojiblancos merecieron más y, en cambio, al balón le costó horrores besar la red. Caprichos de una categoría que nunca regala nada. Si te da algo es porque antes te lo quitó. Si te lo arrebata, es porque un día te lo concedió. Sin embargo, dentro de este sinsentido, la lógica impera en ciertos detalles de los que el propio Ramis se dio cuenta el viernes. Fidel no es Fidel en la banda derecha y Pozo es mucho menos Pozo en la izquierda. El guión del onubense, a pierna cambiada, siempre es el mismo, el de buscar el lanzamiento yéndose hacia el centro. Algo previsible. Ineficaz. Todo lo contrario de lo que ocurre en la izquierda. La sociedad entre Nano y Fidel debería ser patrimonio almeriensista. Pocas veces dos jugadores conectaron tan bien en la banda del Mediterráneo. Entre los dos son capaces de desarbolar a la defensa contraria a base de velocidad, combinaciones, regates y centros que derivan en goles. En muchos goles. El caso de Pozo es algo distinto. El malagueño, en banda, sigue teniendo destellos. Da la sensación de que el fantástico mediapunta brillaría aunque Ramis lo pusiera bajo los palos. Su capacidad de ocultar el balón a los contrarios y de elegir la mejor opción para asistir a sus compañeros es algo que no entiende de zonas del campo, pero su incidencia en el juego es mucho menor escorado a la banda que por el centro. Cuando las cosas volvieron a su cauce, con Fidel en la izquierda y Pozo tras el delantero, el Almería empezó a fluir. Con Tino Costa como apoyo de lujo para esta pareja, los rojiblancos demostraron que tienen mucha mordiente. Al menos, en la línea de tres cuartos, y es que la delantera es un tema que sigue preocupando a día de hoy, puesto que ni Caballero ni Juan Muñoz parecen acoplarse, de momento. Ahora es turno de seguir saboreando la victoria con exhibición de Pozo. Todo invita a pensar en que este va a ser su año. Y no puedo evitar sonreír mientras lo escribo.

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