Análisis

FraNCISCO g. lUQUE rAMÍREZ

Que no cunda el pánico

El CD El Ejido pierde por primera vez dos duelos seguidos, pero ambos ante aspirantes a todo

Ganar dos encuentros consecutivos después de una vuelta sin hacerlo y encadenar cuatro jornadas sin perder, provocando que mires muy de cerca hacia los puestos de play off de ascenso, invita a un ambicioso optimismo que puede llevarte a una nube. Pero lo mismo que se sube, se baja. Incluso más rápido. De golpe. Esto es lo que le ha ocurrido al CD El Ejido en estas primeras semanas de 2018. Los celestes han pasado ser sextos a pocos puntos de las posiciones de privilegio a estar actualmente en la undécima plaza, de nuevo más cerca del descenso que de esa parte noble. Es lo que tiene haber perdido por primera vez dos encuentros seguidos en una categoría que está más que igualada a estas alturas, que hay un baile de posiciones cada semana que llega hasta a marear. La clave del asunto está en saber gestionar esa situación, en entender que las cosas se pueden torcer y estar preparado para levantarse cuando llegue una dura caída como enlazar dos semanas en blanco, sin puntos. Estos tropiezos de los ejidenses no han llegado por sorpresa, pese a que sean igualmente dolorosos. Caer ante el líder a domicilio y siete días más tarde frente a otro de los claros candidatos al ascenso, como es el Real Murcia, donde te quedas con un jugador menos durante casi toda la segunda parte, entra dentro de lo previsible para cualquiera. No puede haber decepción, ni por parte de la plantilla ni de los aficionados, a no ser que dichas derrotas se hubiesen producido ante el último y el penúltimo clasificado, aunque es una situación que también podría darse y tampoco debería cundir el pánico. Todavía queda mucho por delante, el objetivo prioritario se está logrando , que es el de asegurar la permanencia cuanto antes y, a partir de ahí, ver las opciones que quedan de cara a pensar en metas más altas. Este domingo, en Badajoz, los de González vuelven a su liga, a medirse a un rival directo en esa batalla por prolongar un año más su estancia en la categoría de bronce. Y allí, en el Nuevo Vivero, no se debe perder.

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