Análisis

txabi ferrero

Es justo y necesario, deber y salvación

La UDA está a ocho victorias de la salvación y a dos semanas del cierre del mercado invernal de fichajes. Estas dos circunstancias no son ajenas. Bien al contrario, resultan vasos comunicantes. Son causa-efecto. La plaga de lesiones y la cortedad de la plantilla, con 15 jugadores sanos sobre un total de 21 efectivos, se han unido y están en el origen de esta situación insostenible. Lucas Alcaraz se tiene que bandear como el badajo en la campana. Con cinco lesionados y dos jugadores con ficha del filial, Gaspar y Pervis, que suman o restan según convenga, pero que ni han jugado ni lo van a hacer en el segundo equipo, la realidad es desoladora. Hacen falta jugadores. Es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, como reza el prólogo de todo acto litúrgico. No hay otra. Es algo perentorio, una llamada de socorro y protección, de amparo y ayuda. El invierno es largo, las lesiones no cesan y las recuperaciones se alargan. El club ha agotado su tope salarial y dispone únicamente de 39.500 euros para invertir. Algunos de los que están y no cuentan, no quieren salir y no se liberan fichas ni emolumentos, y así no hay manera. Pero era una posibilidad. La urgencia de fichar no siempre es sinónimo de solución. Reforzarse no equivale a apuntalar, fortalecerse o robustecerse. Las más de las veces la cosa no funciona, porque el jugador llega fuera de forma y el fichaje salvador es un remiendo y un parche más numérico que real. Esta ventana de fichajes, por esta razón, es todo un acto de fe. Creer en lo que no se ha visto porque el futbolista que no juega no tiene ritmo y, si no tiene ritmo, es difícil que pueda jugar. Hay que fichar, pero no porque lo hagan los demás ni por insana envidia. El mercado es grande, los chollos no existen y la bolsa es mínima. Es hora de tirar de ingenio porque fórmulas existen.

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