Análisis

txabi ferrero

El mando a distancia del señorío

Ocho años se cumplirán el día 6 de marzo de la decisión de la UD Almería de saltar al césped del Estadio Mediterráneo con el lema "Fuerza Chile" en la pechera de su camiseta. Aquel gesto de solidaridad con los afectados por el terremoto registrado en este país suramericano días antes, el 27 de febrero, fue el primero de un equipo de fútbol y alcanzó una notoriedad planetaria por el efecto multiplicador de que el rival era el Barça, de Guardiola. En junio de 2011, el Almería presentó al técnico argentino Luis Zubeldía, semanas después inhabilitado para ejercer el cargo. Lo hizo de una forma tan sorpresiva, sin previo aviso y minutos después de una rueda de prensa sobre la campaña de abonos, como vergonzosa y humillante luego de haber sido filtrada la noticia el día anterior. En diciembre de 2014, Alfonso García destituyó a Francisco tras el 5-2 de Ipurúa a costa de un desconocido Eibar. El ahora entrenador del Lugo conoció la noticia en un sitio tan poco afortunado como las escalerillas del avión de vuelta desde Bilbao, a su llegada a Almería. La grandeza de las personas y clubes se mide por los pequeños detalles que, a simple vista, carecen de importancía. Valga la actitud de los tres ejemplos anteriores - el primero inmejorable y los dos siguientes más miserables- como antecedentes de la renovación o no del centrocampista Mandi, lesionado para los próximos seis meses. La Comisión Deportiva se reunió ayer y su alcance se conocerá hoy, junto con la posibilidad de acudir al mercado de jugadores en paro para cubrir la baja del canario. El club se juega, supuestamente, su credibilidad y señorío en esta delicada decisión que reproduce una doble disposición con las desgracias, de cercanía sobre causas lejanas y ajenas, y de distancia en las propias y cercanas.

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