Análisis

Jesús Mª Noguera

La prensa

Cuando cierto equipo tantea a un profesional, nosotros sólo nos limitamos a contarlo

Hablemos de lo que nos gusta, que para eso estamos aquí. Más bien, charlemos sobre lo que nos apasiona. Ese oficio o profesión, que cada cual lo encuadre donde más le plazca, que se llama periodismo. Que nos hace invertir muchas de las horas de nuestra vida y en lo que confiamos para poder comer un día. Ese en el que conviene no adentrarte sin esa gasolina denominada vocación, que se tiene o no, pero que sí que no se enseña en las escuelas. Lo que mueve, sin saber muy bien el porqué, a dedicar mucho tiempo a alguna parcela del saber. Un gremio siempre en el centro del debate y que cada segundo que pasa está más denostado, por desgracia. Un comportamiento de la sociedad, que incluso carga de más responsabilidad al periodismo de la que tiene. Recuerdo a colación un debate que tuve hace una semana con un buen amigo, que me llevó a reflexionar sobre qué piensan al otro lado de nosotros. Más exactamente, cuál es nuestra función. Todo a raíz de un fichaje, que causó menos expectación de la que se esperaba. Sucede que el nombre del jugador tenía menos caché que el de otros deseos anteriores del equipo. ¿Quién pesaba con la culpa? Cómo no, los periodistas. No soy defensor de lanzar nombres sin un mínimo contraste de fuentes, pero sí es cierto que conviene apuntar que nosotros siempre nos debemos a los lectores, que aunque cada vez compren menos el papel, son una de nuestras fuentes de alimentación. Por eso cuando cierto equipo tantea a un profesional u otro, nosotros solo nos limitamos a contarlo. Que luego no llega, la responsabilidad requiere de las partes de la negociación, no en los transmisores de lo que ocurre dentro. El sentimiento a veces obceca y nubla, pero no debe confundir. Si estas líneas han hecho recapacitar a alguien, bienvenidas sean. Si no, gracias por invertir un poco de tu tiempo.

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