Análisis

FraNCISCO g. lUQUE rAMÍREZ

Se nos va de las manos

Que no haya que llegar al extremo de ver a un pistolero sobre el césped para suspender una liga

Recuerdo cuando era un crío, en esos maravillosos años de revoleras y cocos frente a la puerta de cualquier cochera del barrio, que muy de vez en cuando solían dar en las noticias algún que otro suceso violento grave en un campo de fútbol de Argentina, Rusia, Inglaterra o Turquía. Me quedaba asombrado al ver como podía la gente llegar hasta ese extremo en un deporte, pero realmente, luego no me preocupaba demasiado, era algo que veía muy lejano, que consideraba que jamás presenciaría en persona, ni en mi ciudad, ni en mi país. Jamás en la vida, pensaba. En aquellos tiempos, para un mozuelo de 13 años que acababa de descubrir los que era tener pelillo en el bigote, esa violencia en las gradas o alrededores de un estadio eran, como diría algún que otro camarada de M. Rajoy, casos aislados. Con el paso de los años, por desgracia, fui siendo cada vez más consciente de que no era así, que las actitudes violentas han echado raíces en todos los niveles del mundo del balompié ante el pasotismo, quisiera pensar que involuntario, de clubes, federaciones y distintas autoridades e instituciones políticas encargadas de hacer, precisamente, que eso no ocurra. Podría contar decenas de situaciones vergonzosas que he presenciado en los últimos quince años de mi vida durante mi labor como informador deportivo, como ya lo he hecho muchas veces antes, pero lo único que voy a recalcar es que la mayoría de esos hechos lamentables, en mi caso particular, tuvieron como escenario campos de fútbol canterano y sus protagonistas fueron padres. Salvando las distancias con lo ocurrido en Grecia, donde el propietario del PAOK saltó al terreno de juego con una pistola en la cintura, sigo pidiendo desde esta columna, una vez más, que se tomen medidas más contundentes contra la violencia, sea en la categoría que sea. Que no haya que llegar al extremo de ver a un pistolero sobre el césped para suspender una competición o sancionar a un club. Tolerancia cero con los violentos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios