Análisis

Pablo Martínez -Salanova Peralta

La vergüenza de una nación

Lo del 12 a 1 de España frente a Malta a mí siempre me ha olido a chamusquina

Seamos sinceros. Lo del España-Malta siempre ha olido a chamusquina. Porque por muy malos que fueran los malteses, lo de ver cómo se le cascan doce goles a un equipo no es lo habitual en el fútbol. Yo soy de la opinión de que aquel día corrieron los maletines, porque ya que iban a perder seguro, qué más les daba llevarse un carro que permitiera a los españoles clasificarse para la Eurocopa de Francia del 84, si con unos cuantos billetes podían hacerse el trago más llevadero. Que luego hay que cargar con esa losa el resto de tu vida, sí, pero ¿quién se acordaba hoy de aquellos pobres diablos? Pues a pesar de no llevar con orgullo el honor de haber participado en la mayor catástrofe futbolística de su país, ahora les ha dado por salir voluntariamente a la palestra para manchar una de las mayores gestas de nuestra Roja, mundiales y eurocopas aparte.

Los jugadores malteses niegan completamente que hubiera corrupción en aquel partido, algo por lo que ya tuvieron que responder en su momento. Aquí la clave está en un misterioso hombre vestido de blanco que les ofreció una bandeja llena de limones. Tras chupar aquellos cítricos, los malteses comenzaron a sentirse fatal, como borrachos, como si hubieran "estado toda la noche de fiesta". Y como no todo el mundo es Ronaldinho, pues claro, lo acusaron sobre el campo. Pero, por si fuera poco que los jugadores de Malta fueran, supuestamente, drogados, parece que los españoles también iban hasta las cejas de esteroides, porque soltaban espumarajos por la boca y las botellas de agua corrían más que un domingo a las siete de la mañana en la Sunset.

El caso es que como en aquella época no había los controles que hay ahora, pues reconocen no tener pruebas de nada de esto de lo que acusan a nuestros muchachos, cosa que podría llevarles a ganarse una buena demanda. Ojalá que no, porque a mí es que me han dado hasta lastimica, que no todos podemos presumir de ser la vergüenza de una nación.

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