En los aledaños

Pablo Laynez / Playnez@elalmeria.es

Y el Adra volvió a la vida

Una llamada a nuestro compañero Pepe Cazorla hizo recuperar la ilusión a un pueblo que sueña con salvarse

LA desilusión se había apoderado de la expedición abderitana tras caer en Los Cármenes por 2-0 y tener constancia de que el Fuengirola le iba ganando 0-1 al Granada 74 en el minuto 92. Pepe Cazorla, ese trotamundos de la radio almeriense que sufre como pocos con los vaivenes de su Adra, respondió a mi llamada con voz bucólica y totalmente ajeno a la alegría que le iba a dar. "Pablo hemos perdido y entramos en descenso", me dice nada más descolgar y con la ficha técnica preparada para dictármela. Pero el destino le quiso dar una segunda oportunidad a los de Miramar, y el Granada 74 le empataba el encuentro al Fuengirola justo cuando yo estaba marcando el número de teléfono de Pepe Cazorla; esto es, en el minuto 95 de partido. "¡Chacho, dile a todos los jugadores, al presi y a Miguel Compán que el 74 ha empatado en el último suspiro!", le anuncié al hombre más feliz del mundo en ese momento. Previa llamada a nuestros compañeros del Granada Hoy para tener confirmación oficial, de repente la voz de Pepe se transformó. El autocar en el que viajaban, acogió la noticia con tremenda satisfacción de vuelta al corazón de un pueblo que volvió a latir, futbolísticamente hablando, tras sufrir un breve infarto. Al igual que el Ave Fenix resurgió de sus cenizas, el Adra tiene ahora una segunda opción para remendar sus errores. Pero ojo, el destino te da sólo una segunda oportunidad y no más. Los de Miguel Compán visitan ahora al Granada 74 y en la última jornada reciben en Miramar al Ciudad de Melilla; por su parte, el Fuengirola recibe este fin de semana al Comarca de Níjar y el que viene visitarán Vícar. Dos equipos almerienses que, como es su deber, irán a ganar y, de paso, le echarán una mano a toda Adra. Pepe ya ha quedado conmigo que en la última jornada yo le radiaré el partido en el Municipal vicario, mientras él narra desde Miramar. Nos salvaremos, de eso estoy seguro. Sólo falta saber a qué me va a invitar después de las alegrías que le he dado.

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