El callejón del gato

Agosto de 2017

Pero, año tras año, parece como si el mes de agosto se rebelara contra ese escenario placentero

Nos empeñamos en que el mes de agosto sea el mes de la evasión total. Y una mayoría preparamos las vacaciones con ilusión, buscando la mejor manera de evadirnos de la vida cotidiana, de la rutina del trabajo, mirando al cielo en las horas vagas que permanecemos tumbados en la arena de la playa, entre chapuzón y chapuzón; o a la sombra de un alcornoque, entre bostezo y bostezo, los iniciados del turismo rural; o en el chiringuito, ya sea de playa o de montaña, porque se vaya donde se vaya, el aperitivo y la cervecita fresca nunca faltan y siempre acaba uno en el chiringuito. Y hasta los periódicos aligeran su peso en agosto, como para que no nos agobie tanta lectura.

Pero, año tras año, parece como si el mes de agosto se rebelara contra ese escenario placentero y dijera aquí estoy yo, y os vais a enterar. Y por más que queramos evadirnos y aunque los periódicos se empeñen en no aguarnos las vacaciones estivales con noticias refrescantes, no hay mes que cuente con tantos siniestros como el maldito agosto. Sería cuestión de ver las estadísticas de los últimos años para conocer los antecedentes, porque en lo que se refiere al presente, las desgracias se perciben a bulto. Ya es un hecho incuestionable que los accidentes de tráfico aumentan en este mes veraniego. El fuego se ha ensañado como nunca de norte a sur y de este a oeste de la península ibérica, hemos visto bosques devastados por las llamas y familias desalojadas de sus viviendas en peligro. Este año hemos batido record en el número de ahogados en el mar y piscinas públicas y privadas. Y, en fin, los de las pateras, que esos muertos de las pateras, ya ni se contabilizan. Para colmo el pasado día 24 pasará a la historia por el atentado terrorista provocado por ISIS en la Rambla de Barcelona cuando una furgoneta atropelló a centenares de personas con el resultado, por ahora, de 14 muertos y centenares de heridos. El atentado terrorista ha conmocionado a España entera y desde ese día el suceso se ha convertido en un siniestro fatal que provoca toda clase de reacciones. Lo primero a destacar sería el comportamiento solidario de ciudadanos anónimos prestando ayuda o donando sangre. Como era de esperar se han producido manifestaciones islamófobas, pero también han habido condenas de los propios islamistas. Y no han faltado declaraciones abominables de políticos desconcertados, que no sabían cómo hilvanar el discurso para transmitir mensajes interesados. De pena.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios