Ni flores

Pablo Martínez-Salanova Peralta

Ajo y agua

COMPRENDO que la frustración ha sido lo que ha llevado a Irlanda a perdir la lismonica de ir como invitada al Mundial de fútbol. Está claro que su eliminación en la respesca contra Francia es injusta, pero eso no quiere decir que deban estar clasificados. El gol ilegal a pase de mano de Henry jamás debió subir al marcador, pero nadie sabe si finalmente Irlanda habría acabado clasificándose en los penaltiles.

El árbitro se equivoca desde que el mundo es mundo. En algunas ocasiones, como en ésta, el fallo puede ser gordísimo y con unas consecuencias bastante más trascendentales que perder tres puntos. Lo que sería una locura es cruzar la barrera de deslegitimizar al árbitro y anular las decisiones que éste toma sobre el terreno de juego. En el gol de Francia no hay lugar a dudas, pero qué criterios se establecerían en otras jugadas donde la cosa no esté tan clara. Semana tras semana, el organismo encargado de ello se iba a hacer picadillo con el chaparrón de quejas que iba a recibir para que los partidos se repitiesen, se alterasen los resultados o yo qué sé. Porque si hay algo que no falta cada jornada son polémicas arbitrales y gente descontenta.

Henry dice que lo ha pasado fatal con este tema y que Francia no tendría que estar clasificada. Al menos, no de esta manera. Lo que este señor tendría que haber hecho es no haber sacado la mano para controlar aquel balón y punto. Lo que hay que intentar es acabar con este problema antes y no después. Si estas acciones fraudulentas se castigasen con diez partidos de sanción, el francés se lo habría pensado dos veces antes de emular la mano de Dios y se habría metido la mano en donde le hubiese cabido.

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