Luz de cobre

Antonio Lao

Alcaldes en Orihuela

ELPartido Popular y sus dirigentes -Francisco Camps, presidente de la Generalitat Valenciana; Ramón Luis Valcárcel, presidente de la Región de Murcia y Javier Arenas, presidente del PP de Andalucía- han recuperado, con inusitada fuerza, el agua como elemento de confrontación política contra el Gobierno de Rodríguez Zapatero.

El miércoles reunían en Orihuela (Alicante) a más de trescientos alcaldes de todo el Levante español, incluidos los de Almería, para insistir en el trasvase del Ebro como solución a los problemas de sequía -que existen- en Valencia, Murcia y Almería.

El "no trasvase" a Barcelona ha reabierto una herida no cicatrizada en la anterior legislatura y agravada ahora por la más que preocupante escasez de lluvias que vive la península. No es hora, entiendo, de rasgarse las vestiduras o de buscar culpables de un problema no resuelto desde hace décadas. No lo supieron abordar desde el Partido Popular, cuando aprobaron el Plan Hidrológico siendo ministra de Medio Ambiente Isabel Tocino y no lo han sabido afrontar desde el Partido Socialista con Cristina Narbona al frente del Ministerio.

La confrontación permanente entre la España húmeda y la España seca está lejos de resolverse. Al contrario, a medida que crece la desazón entre los agricultores por la escasez de líquido elemento y la pérdida de las producciones, los cosechadores del desánimo, del desaliento y de la polémica ganarán adeptos en detrimento de aquellos que apuestan por la solidaridad, la coherencia y el reparto equitativo y justo del agua entre los que disponen de ella, y les sobra, y los que la necesitan para mantener el nivel de desarrollo alcanzado en este país. Caminamos, pienso, por una senda equivocada, en la que sólo se da importancia a la crítica en detrimento a la solidaridad; a la polémica, alejándose de la búsqueda de soluciones e, incluso, al insulto, cuando lo cierto es que, por más que nos empeñemos, no podemos dejar morir de sed a aquellos que padecen necesidades y ahogarse en la abundancia a los que disfrutan de una clima dadivoso y agradecido en precipitaciones, pero con tierras rácanas en producciones y alejadas de la modernidad agrícola.

La solución a los problemas de agua de este país no pasa por la insistencia del PP en mantener viva una polémica muchas veces estéril, ni tampoco por la cerrazón de los socialistas en empeñarse en no abrir espitas y líneas de colaboración con la oposición. Acerquemos posturas, alejémonos de la demagogia y busquemos las soluciones que demandan los ciudadanos, en la seguridad de que triunfará la cordura en detrimento de los conatos de irresponsabilidad.

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