EL Sevilla, a pesar de no llevar los magníficos resultados de la temporada pasada, está haciendo una buena temporada aunque algo irregular. Aún sigue un tanto despistado, pero ya, en bastantes jornadas viene dando el cayo y volviendo a ser el martillo pilón de antaño. Como en ellas, ahora está bien colocado en la disputa por el pase a la Champions o al menos, a la competición que le ha convertido en uno de los grandes equipo, la Uefa. A esta última podría aspirar también nuestro equipo, que tras haber conseguido la virtual permanencia, debería mantener el acelerador pisado para intentar corresponder con un premio extra al apoyo de la afición. El enfrentamiento de hoy es tan difícil como el de la jornada pasada, puesto que ambos rivales cumplen varias características muy similares. Ambos tienen un potencial ofensivo inmenso, con muy buen juego por bandas y representando en su máxima expresión al jogo bonito. Si bien las cifras de goles encajados no son ni por asomo las del equipo que concluyó 3º la temporada pasada con 9 goles menos que ahora en la jornada 32, sus estadísticas goleadoras, 63 dianas, sólo las supera el líder con 66. 23 de ellos llevan la firma de Luis Fabiano. Pero, aunque el pichichi de la liga sea el mayor problema para el meta Alves, es su homónimo, en mi humilde opinión, el que más peso tiene. Cuando, al principio de este curso, el Sevilla no daba la talla que realmente tiene, coincidió con la época en la que Dani Alves mostró un nivel lejano al de la temporada pasada, mientras que L.Fabiano sí marcaba goles. No recuerdo a un lateral que atacando lo bien y lo frecuente que lo hace éste, tuviera tanto rigor defensivo. Quizás el mejor Roberto Carlos, nadie más.