La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Esto es Andalucía

Es imposible que un andaluz, por serlo, no se sienta de la forma más natural también español y europeo

Hoy que han pasado las celebraciones oficiales quiero escribir sobre la Andalucía real que nunca necesitó definirse políticamente con esa nefasta conjunción de raza, cultura, lengua y territorio que tantas catástrofes ha procurado, tantos muertos -nacionalismo vasco etarra- ha causado y tantos quebraderos de cabeza -nacionalismo vasco y catalán- sigue causando. Los andaluces no somos así. Somos como somos y lo que somos sin necesidad de convertir en un minúsculo Estado nación nuestra tierra, sin enfrentarnos insolidariamente al resto de España de la que formamos parte con la misma naturalidad que esta de Europa. Cuando el andalucismo político -nunca independentista- nació, ese hombre bueno en el sentido machadiano de la palabra que fue Blas Infante le dio el lema abarcador de Andalucía por sí, para España y la Humanidad que hoy está inscrito en nuestro escudo. Esto marca diferencias.

Es imposible que un andaluz, por serlo, no se sienta de la forma más natural también español y europeo. Es imposible que un andaluz, por sí mismo y sus sangres mezcladas o por su entorno monumental, cultural, gastronómico o de costumbres, no se sienta un poco romano, un poco andalusí, un poco judío, un poco gitano y un poco castellano. Muchas veces sin saberlo, sólo por lo que come o por cómo y entre qué paisajes urbanos vive. La globalización puede diluir el tesoro de esta cultura heredada como forma de vida, pero no puede borrarla. La torrija que estos días comemos es romana y los dulces de convento son de tradición árabe y judía, como los pestiños, los calentitos o los ochíos. Si es cierto lo que dijo el filósofo alemán Feuerbach -"el hombre es lo que come"- está claro lo que somos.

Y si la educación fuera mejor de lo que es y nuestros tesoros culturales fueran degustados como las torrijas o los pestiños, tendríamos claro lo que somos -y en este caso lo que podríamos y deberíamos ser- disfrutando toda nuestra música desde Ziryab a Falla, todo nuestro pensamiento desde Séneca, San Isidoro, Averroes y Maimónides hasta Emilio Lledó, toda nuestra literatura desde Ibn Hazm de Córdoba hasta la Generación del 27 o Muñoz Molina, toda nuestra arquitectura desde Ahmed Ben Baso hasta Guillermo Vázquez Consuegra, todo nuestro arte desde Velázquez -por citar al pintor andaluz y español más grande de todos los tiempos- hasta Carmen Laffón. Esto es Andalucía.

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