La tapia del manicomio

Animalerías

Y casi peor, que ya no se pueden contar chistes porque siempre habrá un "sensible" que se sienta ofendido

Esta Navidad no habrá animales en el belén "viviente" de Cuevas del Almanzora. En su lugar, el nacimiento estará poblado por muñecos gigantes de Playmobil. ¡Manda huevos! El motivo ha sido la protesta de 29 asociaciones, que recogieron 6.800 firmas para que esta Navidad no se utilicen animales en el belén, por el aquel del bienestar animal. Y, como es natural, el alcalde prometió que no habría animales vivos en el belén.

Entendemos que se refería a los irracionales, porque los racionales seguirán participando en el tradicional belén cuevano, que ahora será semiviviente. O semiplastificado, se ignora lo que abundará más. Lo que sí está claro que abunda es la estulticia: quitar los animales de un belén porque, al parecer, a alguno lo maltrató un gamberro, es lo mismo que hacían los militares, que arrestaban al fusil con el que un recluta se pegaba un tiro fortuito o a la mula que le había dado una coz a alguien.

Cuando hacíamos la mili en el CIR 6 de Viator, allá por 1968, estaba arrestada la piscina porque se había ahogado un soldado. Y arrestaron varios meses los permisos de sábado a lunes porque uno de los autocares que llevaba soldados a su pueblo había tenido un accidente con varios muertos.

O sea, que el medio es el mensaje, que decía McLuhan. Si te duele la cabeza te la cortas.

Se castiga al instrumento en vez de al responsable, o en vez de arreglar lo que ha motivado el desaguisado.

El Bolloré, el Smoking y el Jean se están poniendo por las nubes, porque al aumento de la moda de liar cigarros, se añade su uso imprescindible para "cogérsela con papel de fumar" antes de hacer o decir cualquier cosa por muy inocente que nos parezca. Una de las más damnificadas es la lengua, que la estamos dejando en manos de gilipollas, en vez de dejar que la gente se exprese con naturalidad y economía.

Como consecuencia, los escritos -sobre todo oficiales- se vuelven cada vez más ilegibles y faltos de elegancia. Y coñazos. Y casi peor, que ya no se pueden contar chistes porque siempre habrá un "sensible" que se sienta ofendido. Cuando precisamente la gracia de un chiste es mayor cuanto más serio sea el tema criticado o satirizado.

A ver quien se atreve hoy a contar chistes de gangosos, baldados, cornudos, curas, mariquitas…Rellenen ustedes los puntos suspensivos que hay tajo.

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