Año de nieves

Cuanto más eficiente sea un Estado más nos alejaremos de la indefensión del hombre expuesto a los elementos

El refranero lo carga el diablo, y así es como vemos el viejo refrán "año de nieves, año de bienes", convertido en un atolladero automovilístico del que don Gregorio Serrano, director de la DGT, no ha sabido salir con la prontitud y la solvencia debida. En un tuit humorístico, don Gregorio nos recordaba que la DGT ya había advertido del peligroso estado de aquellas carreteras. Pero el problema, pero el motivo de la crítica, no reside en esas advertencias de la DGT que los conductores ignoraron o desobedecieron. El problema es que la DGT -o quien corresponda-, debe estar preparada para solventar tales emergencias en un plazo reducido, aun a pesar de sus campañas informativas y disuasorias. Y a la vista de lo que ocurrió, parece que no lo estábamos.

Con lo cual, el pecado del señor Serrano no ha sido éste de irse a una "maravillosa ciudad donde funcionan las líneas telefónicas e internet". En absoluto; el pecado de don Gregorio, si de don Gregorio fuese, ha sido el de no prever una contingencia que le impida marcharse donde crea oportuno. Todos conocemos la extraordinaria diligencia con que se rescatan a montañeros y bañistas que quizá han ignorado las más elementales cautelas. Pero un rescate, como sabemos, no depende de la prudencia o la irresponsabilidad del rescatado. Se debe, en primera instancia, al riesgo que corren sus víctimas. Y ahí donde entra el Estado que representa el señor Serrano. Cuanto más eficiente sea un Estado, cuantas más aptitudes y recursos emplee la Administración en proteger a sus administrados, más nos alejaremos de la arbitrariedad y la indefensión del hombre expuesto a los elementos. Es decir, más próximos estaremos a un Estado moderno. Y qué duda cabe que España lo es, a pesar de lo que opina una parte sustancial de los españoles. Si bien cabe señalar que la modernidad del señor Serrano ha tardado varias horas en ponerse en marcha.

Con o sin advertencia, pues, con o sin tuit, no parece razonable que tantas personas pasen la noche al raso, a la espera de que llegue la UME. Asunto distinto es que el Estado pase luego la factura a quienes, conociéndolos, desoyeron sus avisos. Ésa es ya otra cuestión que cae del lado del señor Montoro. Pero el imprudente, pero el ignaro o el inadvertido (tanto da), no pueden quedarse indefensos bajo la helada. Recuerde el señor Serrano que los Reyes que él celebró en Sevilla fueron a Belén a honrar y guarnecer a un niño desnudo.

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