Blanca paloma

Raquel / Criado

Bañados por el Rocío

Eran las dos y media de la madrugada cuando la Madre de los almonteños, Reina de nuestros corazones rocieros, se entregaba a los brazos amorosos de sus hijos para salir en procesión por la aldea del Rocío en una noche de salves y repicar de campanas. A las siete de la mañana el campanario de la casa de hermandad de Almería rompía su silencio con la salida del Simpecado de su capilla para iniciar el camino al encuentro con la Blanca Paloma. Con la claridad del día, a las ocho y media llegaba la Virgen del Rocío a visitar a sus hijos almerienses que, entre lágrimas entonábamos por dos veces la salve bajo la atenta mirada de la Madre.

El momento más sublime de la romería de Pentecostés fue vivido por muchos almerienses que se reunieron en torno al Simpecado para recibir a la Reina Marismeña. Bañados por el Rocío de Pentecostés, iniciamos el regreso a nuestra tierra en un camino lento que iba dejando su huella en la carretera con las flores benditas que caían de la carreta.

A las 20.30 horas del martes llegábamos a las puertas de la sede canónica que se abrieron para recibir el Simpecado de manos del alcalde de carretas, Pedro Martínez. Una vez traspasado el umbral del templo, la delegada de cultos, Maribel Cejudo, y los hermanos Antonio y Pepe Delgado lo llevaron hasta el altar mayor para celebrar la misa de acción de gracias al amparo de numerosos miembros de la hermandad. Fue presidida por el consiliario, Esteban Belmonte, que de nuevo dió gracias por el Pentecostés vivido.

Miguel Tijeras también expresó su satisfacción por este primer Rocío vivido como hermano mayor, agradeciendo a todos su participación y asistencia en el camino y en la aldea. Tras el rezo de la salve los rocieros se despidieron con el consuelo y con la ilusión del próximo Rocío. 'Tiempo detente, es tan grande el consuelo que mi alma siente, que duren mis anhelos eternamente'.

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