Boadella y el portento de consumo

En cambio, el premio 'Razzie' se lo otorgamos a la Dirección General de Consumo de la Junta de Andalucía

No sé por dónde empezar. Aunque tengo claro que abandonaré cualquier tentación de comentar la idiotez del ex presidente de la Generalidad Catalana sobre que se puede gobernar Cataluña sin estar, cuerpo presente, en la propia Cataluña. Menuda absurdez. Es estándolo, física y enteramente, y pocos gobernantes llegan al aprobado, cómo para pretenderlo desde miles de kilómetros. De estupidez para arriba, las alturas de la majadería, los confines de la sandez. El fondo de palabros del insultologio de Pancracio Celdrán no basta para las calificaciones que se necesitan ante tanto "iluminati" que últimamente aparece en escena.

Dicho ello, esta semana debemos ensalzar y condecorar con la medalla al mérito de la sabiduría a Albert Boadella. Grandioso su video como presidente en el exilio de la chispeante y bienaventurada "Tabarnia". Si no lo vieron, háganlo. Una foto para la posteridad, la "butifarrada" de Boadella dedicada a todos aquellos mentecatos y meapilas intransigentes que pretenden imponer el independentismo en Cataluña. Un corte de mangas en toda regla al régimen dictatorial de la uniformidad e imposición de pensamiento. Como decía un locutor, a la espera de que lo conviertan en poster para comprarlo. Una imagen vale más que mil palabras. Chapó.

En cambio, el premio "Razzie" se lo otorgamos a la Dirección General de Consumo de la Junta de Andalucía, y personificando, al portento que forma parte de la misma y ha decidido requerir a la organización Facua para que retire de sus campañas el "masculino genérico" por otras "estructuras no excluyentes". O sea, que destierren, por ejemplo, la palabra consumidor y utilicen a partir de ahora "persona consumidora". La razón, el sexismo que crea, según denuncian en su misiva. Fuera de leyes, que no las crearon para esto, y aparcando las cuestiones lingüísticas, donde pierden y me sumo a la crítica acertada a tal fin de Arturo Pérez Reverte, lo preocupante es el derroche de recursos de nuestra querida administración autonómica, humanos y económicos. Con estas actuaciones, innecesarias a todas luces, se devalúa el verdadero sexismo que pueda imperar en la sociedad, y hacen creer a los andaluces que el dinero público se dedica a esto, y no a solucionar los verdaderos problemas y males endémicos de esta tierra, que les conduce y señala a ellos directamente: burocracia grasienta, despilfarro, barco sin rumbo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios